Nueva York, Estados Unidos.- Carl Hart es profesor de psicología y neurociencia de la Universidad de Columbia. Preside el departamento de psiquiatría y le gusta la heroína, no solo como tema de búsqueda académica, sino también como sustancia para uso personal.

A los 54 años, el padre casado de tres hijos ha inhalado pequeñas cantidades de heroína durante 10 días seguidos y la disfrutó muchísimo, incluso si, como recuerda en su nuevo libro “Uso de drogas para adultos: persiguiendo la libertad en Land of Fear” (Penguin Press), ha experimentado síntomas de abstinencia leves “de 12 a 16 horas después de la última dosis ”.

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Pero, como Hart lo ve, la incomodidad es una compensación que vale la pena.

“No hay muchas cosas en la vida que disfruto más que unas líneas junto a la chimenea al final del día”, escribe, señalando que la experiencia lo deja “renovado” y “preparado para enfrentar otro día”.

Hart, que estudia los efectos de las drogas psicoactivas en los seres humanos, encuentra que su uso del narcótico es “tan racional como mi consumo de alcohol. Al igual que las vacaciones, el sexo y las artes, la heroína es una de las herramientas que utilizo para mantener el equilibrio entre mi trabajo y mi vida «.

Su razón para aclarar el consumo de opiáceos y cosas por el estilo es abogar por la despenalización de la posesión de drogas recreativas. El libro argumenta que «la demonización del uso de drogas, no de las drogas en sí mismas, ha sido un tremendo flagelo en Estados Unidos. Sobre todo para reforzar el racismo estructural perdurable de este país», según el editor.