Un grupo de activistas ecologistas ha tomado medidas drásticas para proteger un terreno boscoso en las cercanías de la gigafábrica de Tesla en Grünheide, cerca de Berlín, Alemania. Su principal objetivo es evitar la ampliación de la planta de coches eléctricos que, según ellos, está teniendo un impacto devastador en el medio ambiente y, en particular, en el agua del subsuelo de la región.

Según informaciones proporcionadas por los propios activistas en un comunicado, han construido cabañas en los árboles para impedir la tala y la expansión de la fábrica, considerando que esto afecta de manera negativa al recurso vital del agua. “Protegemos con nuestros cuerpos este recurso esencial para la vida, que se derrocha y contamina en favor de Tesla”, declaró Caro Weber, una de las voces del grupo.

La ocupación del terreno boscoso tiene como base el temor de que no se respete el resultado de una votación no vinculante promovida por iniciativas ciudadanas de Grünheide, donde los residentes expresaron su rechazo mayoritario a la expansión de la fábrica. Las autoridades municipales tienen previsto tomar una decisión con respecto a la venta del terreno a Tesla a partir del próximo 18 de mayo, lo que mantiene en vilo a los activistas que se encuentran acampados en el bosque.

De acuerdo con informes de la cadena local RBB, el área en disputa tiene una extensión de unas 100 hectáreas, y el grupo de aproximadamente 80 personas ha construido decenas de plataformas entre los árboles como parte de su protesta.

Polémica por el agua que usa Tesla

La gigafábrica de Tesla, que abarca 300 hectáreas, ha estado rodeada de polémica desde antes de su inauguración en marzo de 2022, debido a su presunto impacto negativo en el medio ambiente y, en particular, en el agua subterránea. Recientemente se dio a conocer un informe que sugiere que las aguas residuales de la fábrica contienen altas concentraciones de fósforo y nitrógeno, superando los límites permitidos.

La Asociación de Aguas de Strausberg-Erkner (WSE), encargada de suministrar agua a la planta de Elon Musk, señaló que la compañía ha violado los límites permitidos de fósforo y nitrógeno de manera constante y significativa, a pesar de las advertencias recibidas. Tesla, por su parte, reconoce que se han superado puntualmente los límites de fósforo y nitrógeno, pero asegura que esto no ha causado daño a las depuradoras ni a la red de Compañías de Agua de Berlín. La empresa ha defendido su postura alegando que no se han sobrepasado los parámetros establecidos en el punto en el que el agua regresa a la red de suministro.

Con el conflicto entre los activistas y Tesla en plena ebullición, la situación en Grünheide promete mantenerse tensa hasta que las autoridades municipales tomen una decisión definitiva que defina el futuro de la fábrica de coches eléctricos en la región alemana.

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