Renuncia el Canciller de Brasil por “presiones” del equipo del presidente Jair Bolsonaro; una vez que lo acusaron de obstaculizar el acceso a la vacuna antiCOVID.

Este lunes, se confirmó la renuncia del canciller de Brasil, Ernesto Araújo por fuertes presiones de algunos sectores políticos que simpatizan con el presidente Jair Bolsonaro.

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Los rumores de la renuncia de este Funcionario se comenzaron a dar incluso dentro de los mismos grupos parlamentarios de la base oficialista; argumentando que representaba un obstáculo para el acceso a las vacunas contra COVID-19.

Brasil ha sido después de Estados Unidos, uno de los países del continente americano brutalmente golpeado por la COVID-19.

Quien llevaba las relaciones exteriores de Brasil tuvo contacto con Bolsonaro, según trascendió en los medios de comunicación internacionales; luego de que fuera convocado a la sede gubernamental para discutir el asunto en privado.

Sin embargo, hasta ahora no ha sido oficializado si aceptará la dimisión del cargo o no.

Aráujo dijo que ya había anticipado la renuncia en una reunión con directores de la Cancillería; sostenida a primera hora del lunes.

Esta decisión sería tras las críticas y desencuentros que sostuvo como países como China y Estados Unidos; países que podrían representar la facilidad de acceder a las vacunas.

Con China tuvo roces directos con el Embajador de Pekín por señalamientos sobre la eficacia del biológico y aludían al origen del virus.

En el caso de Estados Unidos, al igual que el presidente Jair Bolsonaro; respaldó públicamente la reelección de Donald Trump y hasta dudó sobre las elecciones en Estados Unidos que declararon ganador a Joe Biden.

Estos dos países son socios importantes que podrían aportar a Brasil, el segundo país más afectado en América, la posibilidad de acceder a vacunas.

El presidente del Senado, Rodrigo Pacheco y la presidenta de la Comisión de Relaciones Exteriores, Katia Abreu, encabezan el movimiento para pedir la destitución del titular.

Finalmente, desde el Congreso también se critica el desaseo de la política exterior; que contribuyó a convertir a Brasil en un paria mundial y una amenaza global, ante el registro de más de 312 defunciones por la enfermedad.

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