La batalla legal entre el estado de Texas y la Administración del presidente Joe Biden sobre las boyas instaladas en el Río Grande, en la frontera sur de Estados Unidos, continúa su curso a pesar de la disminución en el paso de migrantes por la frontera. El gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott, celebró la decisión del Tribunal de Apelaciones del Quinto Circuito que permite que la barrera flotante instalada en el río permanezca en pie.

«Estamos luchando para mantener estas barreras en el agua y, con la decisión del Quinto Circuito, ahí es exactamente donde permanecerán. Esta lucha está lejos de terminar», dijo Abbott.

La orden del Tribunal anula una decisión previa que exigía el retiro de las boyas y marca la primera victoria legal de Texas en esta disputa. El Departamento de Justicia de Estados Unidos había demandado la retirada de las boyas argumentando que obstruyen la capacidad navegable del río.

En la apelación, Texas dijo que el juez Ezra se equivocó en su conclusión de que las boyas representan una obstrucción a la navegabilidad del río y que abusó de sus facultades al ordenar el retiro de las boyas.

El Gobierno de Texas defendió la instalación de la barrera flotante como una medida necesaria para «defenderse» de una presunta «invasión» de migrantes, debido a la falta de acciones por parte de la Casa Blanca para asegurar la frontera.

En respuesta a la decisión judicial, Texas reafirmó su compromiso de defender su derecho constitucional a proteger su frontera sur para garantizar la seguridad del estado y del país.

A pesar de los argumentos esgrimidos por el gobierno texano, las detenciones en la frontera suroeste han disminuido significativamente en comparación con meses anteriores. Esto se debe, en parte, a las restricciones en materia de asilo impuestas por la administración de Biden en junio pasado.

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