San Juan, 17 de abril (EFE) — Un tiroteo registrado este jueves en el Aeropuerto Internacional de Piarco, principal terminal aérea de Trinidad y Tobago, dejó como saldo un hombre muerto y otro herido, en un hecho que ha generado alarma nacional por su violencia y simbolismo.

La víctima fatal fue identificada como Arkim Quash, de 38 años, quien fue asesinado a tiros al ser recogido en el área de llegadas del aeropuerto. De acuerdo con un comunicado de la Policía, Quash era una persona “conocida por las autoridades”, aunque no se ofrecieron detalles sobre sus antecedentes penales. Un segundo hombre resultó herido por disparos en ambas piernas durante el ataque.

Los responsables del tiroteo, quienes actuaron fuertemente armados, se dieron a la fuga de inmediato. El hecho ha motivado una respuesta urgente por parte de las fuerzas de seguridad, que anunciaron el reforzamiento de la vigilancia en la terminal aérea y una mayor coordinación entre policías y personal del aeropuerto.

El comisionado interino de Policía, Junior Benjamin, consideró que el ataque podría haber sido un intento deliberado de bandas criminales por medir la reacción de las autoridades. “Seguiremos reforzando la seguridad en el aeropuerto y en todo Trinidad y Tobago”, afirmó durante una conferencia de prensa.

Este incidente marca un precedente preocupante, ya que es la primera vez que se registra un hecho de tal violencia dentro del Aeropuerto Internacional de Piarco, según reconoció el propio Benjamin.

El tiroteo se produce apenas cuatro días después del levantamiento del estado de emergencia que estuvo en vigor desde el 30 de diciembre de 2024, como respuesta a una ola de asesinatos en la capital, Puerto España. Durante la aplicación de esa medida excepcional, el país logró una reducción del 30 % en los homicidios, según cifras oficiales.

A pesar de esa mejora temporal, el regreso a la normalidad parece haber traído consigo un repunte de la violencia: este tiroteo es el segundo homicidio desde el fin del estado de emergencia, lo que genera inquietud sobre la sostenibilidad de las medidas de seguridad.

En 2024, Trinidad y Tobago alcanzó un récord de más de 620 asesinatos, lo que obligó a las autoridades a tomar medidas drásticas para controlar el crimen. Este nuevo hecho violento reaviva los temores de una escalada delictiva y pone en el centro del debate la necesidad de mantener una estrategia de seguridad sostenida y efectiva.

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