En una decisión histórica, Arabia Saudita planea poner fin a una prohibición de venta de alcohol que ha estado vigente durante más de 80 años. Según fuentes cercanas al asunto, el país autorizará la venta de bebidas alcohólicas a diplomáticos no musulmanes que residan en su territorio.

Hasta ahora, los diplomáticos no musulmanes solo podían obtener alcohol importándolo a través de la “valija diplomática”. Esta medida representa un cambio significativo en las políticas de Arabia Saudita, ya que la venta de bebidas alcohólicas ha sido ilegal en el país desde 1952.

La prohibición se impuso luego de que uno de los hijos del rey Abdulaziz se emborrachara y matara a tiros a un diplomático británico en un ataque de ira. Sin embargo, en los últimos años, han surgido rumores de que el país consideraría permitir nuevamente el consumo de alcohol como parte de una serie de reformas sociales impulsadas por la agenda Visión 2030 del príncipe heredero Mohamed bin Salmán.

Un proceso más controlado para el comercio de alcohol

Según una de las fuentes, el nuevo marco regulatorio establecerá un proceso más controlado para contrarrestar el comercio ilícito de bebidas alcohólicas recibidas por las misiones diplomáticas. Esto implicará asignar cantidades específicas de alcohol al entrar al país, eliminando así el proceso anterior no regulado que resultaba en un intercambio incontrolado de dichos productos.

Hasta ahora, la mayoría de los 32 millones de ciudadanos sauditas tenían escasas opciones para consumir bebidas alcohólicas. Además de asistir a recepciones diplomáticas, algunas personas han optado por elaborar vino casero o recurrir al mercado negro, donde los precios de una botella de whisky pueden alcanzar hasta cientos de dólares, especialmente en fechas festivas como la Nochevieja.

En Arabia Saudita, el consumo o posesión de alcohol está fuertemente sancionado por la ley, con multas, penas de cárcel, flagelación pública e incluso deportación para los extranjeros. Además del consumo de alcohol, Arabia Saudita tiene leyes estrictas sobre una serie de comportamientos. El consumo, portación o venta de drogas también conlleva penas severas, incluida la flagelación pública e incluso la decapitación. Durante el Ramadán, los extranjeros no pueden comer en público y el país los expulsa si lo hacen.

Arabia Saudita también castiga la homosexualidad con la pena de muerte, lo que ha provocado críticas y reclamos de una mayor protección de los derechos humanos en el país.

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