La película «Napoleón», dirigida por Ridley Scott y protagonizada por Joaquin Phoenix como el icónico emperador francés, ha logrado un impresionante éxito en las taquillas francesas, recaudando alrededor de US $1.019 millones en su estreno, vendiendo 120,000 boletos en un solo día.
Aunque la crítica local ha sido poco halagadora, señalando presuntas inexactitudes históricas y una percepción anti-francesa, el público ha respondido de manera entusiasta, desafiando las revisiones negativas.
A pesar de comparaciones desfavorables con medios como France Culture y Le Figaro, que llegaron a equiparar la película con «Barbie y Ken bajo el Imperio», el debut de Scott en Francia ha superado sus trabajos previos y se posiciona como uno de sus mejores lanzamientos en años.
Aunque las críticas han sido variadas y a veces mordaces, revelan más sobre la compleja relación de Francia con la figura histórica de Napoleón que sobre las preferencias cinematográficas.
Expertos señalan que la controversia en torno a la película puede reflejar la persistente influencia de Napoleón en la identidad y los principios políticos franceses.
Más allá de las críticas, la huella de Napoleón sigue presente en la vida cotidiana y los monumentos de Francia, demostrando que, incluso después de más de dos siglos, la figura del emperador sigue siendo un tema fascinante y controvertido en la nación.
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