Robbie Williams: La historia detrás de Better Man
22/02/2025 - Hace 6 horas en InternacionalRobbie Williams: La historia detrás de Better Man
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Robbie Williams nunca ha sido de los que siguen las reglas. Desde que Take That lo lanzó a la fama en los 90, destacó por su rebeldía. Era el miembro incómodo, el que bebía demasiado, el que desafiaba las normas de las boybands disciplinadas. Cuando dejó la agrupación, muchos creyeron que su carrera terminaría ahí. Pero Robbie no solo sobrevivió, sino que se convirtió en una estrella aún más grande.
No lo logró siguiendo normas ni jugando a lo seguro. Su éxito nació de la irreverencia, el carisma desbordante y canciones llenas de diversión y vulnerabilidad. Ahora, con Better Man, su biopic musical, vuelve a desafiar lo convencional. En lugar de contarse a sí mismo como lo harían otros, lo hace a través de un mono digital. Solo alguien que disfruta el caos y se ríe de sí mismo podría idear algo así.
“Todo es una locura, y me encantan las locuras. No puedo creer que conseguimos financiamiento para esto”, dice Robbie sobre la película. Su entusiasmo es genuino, pero la decisión va más allá de la extravagancia. No es solo un truco visual, sino la forma más honesta de mostrar cómo se ha sentido siempre: como un animal de circo obligado a actuar. “O eres un robot o eres un mono. Yo elegí ser un mono”, confiesa.
Sin embargo, detrás de la irreverencia hay valentía. Better Man no es un biopic indulgente ni una colección de éxitos bien pulidos. Robbie lo cuenta todo, sin filtros. Muestra la fama y el espectáculo, pero también el miedo, el ego, la inseguridad y la autodestrucción.
Robbie era un adolescente cuando fue elegido para Take That. Aunque la banda lo hizo famoso, también lo convirtió en prisionero de su imagen. Dentro del grupo, la armonía era clave, pero él era la anomalía. Amaba el escenario, pero odiaba las reglas y el control. Ser parte de la banda lo asfixiaba.
Cuando se fue, todos pensaron que era su final. Pero encontró su voz en solitario con canciones que mezclaban arrogancia y autoconciencia. Se convirtió en una estrella sin guitarra, un crooner sin pasado en el jazz, un ídolo que se burlaba de sí mismo mientras escribía letras desgarradoras. Sin embargo, el éxito masivo no lo llenó. En lugar de felicidad, le dejó un vacío. “No experimenté alegría en mi carrera cuando era más exitoso”, admite. Detrás de los reflectores, enfrentaba ansiedad, miedo al fracaso y necesidad de validación. Recurrió al alcohol y las drogas. Tocó fondo muchas veces.
Pocos artistas muestran sus cicatrices sin edulcorarlas. Better Man lo hace sin reservas. No convierte el sufrimiento en algo atractivo ni justifica errores. “Es como repasar mi vida con San Pedro, pero en la Tierra”, dice Robbie. La película expone su caída sin glamourizarla. “Hoy sabemos demasiado como para romantizar las drogas. Yo siento la necesidad de explicarme”.
Pero Better Man no es una excusa, sino una confesión. La música es el espejo donde se ha mirado una y otra vez. Más allá de la fama, su redención está en encontrar paz. “Antes no disfrutaba nada de esto. Ahora, más que nunca, sí”, afirma con una sonrisa. Antes de ser un ícono, Robbie Williams es, ante todo, un ser humano.
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