Los ladrones de energía, también conocidos como vampiros emocionales, son individuos que de manera consciente o inconsciente absorben nuestra vitalidad, causándonos fatiga, alterando nuestro estado de ánimo e incluso generando molestias como dolores de cabeza.
Esto se deriva de su carga negativa y una baja frecuencia vibracional, lo que los impulsa a «alimentarse» de la energía vital de otras personas, ya que no pueden generar la suya propia debido a su incapacidad para cambiar su perspectiva, enfocarse y mantener una actitud positiva.
Los principales blancos de estos vampiros emocionales suelen ser personas optimistas, empáticas y sensibles, que son más propensas a caer en su influencia, ya sea un compañero de trabajo, un miembro de la familia o incluso una pareja.
¿Cómo podemos protegernos contra la pérdida de energía causada por estas personas? Una de las técnicas más efectivas y simples es la creación de un «círculo de protección».
El círculo de protección se presenta como una especie de escudo energético que construimos alrededor de nosotros para evitar la influencia de energía negativa. Esta técnica es bastante sencilla y se puede realizar siguiendo unos pasos básicos. Para empezar, se recomienda meditar en un lugar cómodo, adoptando una postura de flor de loto y concentrándose en la respiración, lo que nos ayuda a relajarnos.
Una vez en este estado, visualizamos un círculo que nos rodea desde el suelo hasta por encima de nuestra cabeza, similar a una burbuja. Es vital percibir este círculo como un halo de luz brillante con colores vivos, como el amarillo y el blanco, y enfocarnos en su existencia como un espacio seguro e impenetrable que protege nuestra energía de cualquier influencia externa.
Se sugiere realizar este ejercicio diariamente, preferiblemente a la misma hora, para fortalecerlo. Además, es prudente hacerlo antes de interactuar con personas que tienen tendencias de «robo de energía».