El metal más valioso del mundo es el oro, reconocido no solo por su riqueza y poder, sino también por atributos curativos que se creía poseía en el pasado.
Su color dorado generaba energía calórica y vibraciones tranquilizadoras que inducían la relajación del cuerpo, contribuyendo supuestamente a una recuperación más rápida de lesiones.
La tradición arraigada de utilizar oro amarillo en alianzas matrimoniales, proveniente de la tradición y la religión, no solo tiene un significado simbólico, sino que se cree que los anillos de oro, al ser llevados, emanan fuerza a la pareja, actuando como una suerte de conciencia divina que protege el lazo amoroso y contrarresta energías negativas.
Los pendientes, más allá de su función decorativa, eran considerados en la antigua China como elementos que ejercían un efecto de acupuntura en el organismo, aportando beneficios para la salud.
Se creía que utilizar pendientes no solo tenía propósitos ornamentales, sino que también podía aportar un principio divino, brindando felicidad, paciencia, alegría, deseo espiritual, habilidad para el perdón y perseverancia.
Los collares, tan populares en la moda durante siglos, no solo proporcionan un aspecto sofisticado, sino que se cree que atraen inconscientemente la «Conciencia Divina», actuando como una protección contra la energía negativa.
Asimismo, la joyería para el cuello, como las cadenas de oro puro, se piensa que aporta bienestar, protección, confianza y suerte.
Los brazaletes y pulseras, antiguos adornos encantadores con una historia que se remonta a 5000 años A.C., son considerados elementos espirituales. Se creía que llevar un brazalete de cobre en la muñeca izquierda proporcionaba suerte y protección contra malas energías, mientras que en la muñeca derecha ofrecía confianza y prosperidad en los negocios y la familia.
La joyería no solo tiene valor estético, sino que también se asocia con beneficios orgánicos y espirituales, según diversas creencias.