Un crimen estremecedor sacudió a la opinión pública en Argentina. Un hombre identificado como Adrián Pérez, de 54 años, fue detenido tras asesinar de un disparo en la cabeza a su expareja, Rosana Silvina Rotchen, de 51 años. Lo que más impactó del caso es la frialdad con la que actuó después del crimen, ya que tras cometer el asesinato, se sentó a beber whisky junto al cadáver y dejó un inquietante mensaje en la pared del domicilio.

El hecho ocurrió esta semana en Argentina, y rápidamente se convirtió en uno de los crímenes más comentados del país. De acuerdo con los primeros reportes policiales y el testimonio de familiares, la relación entre Adrián y Rosana había estado marcada por episodios de violencia doméstica y conflictos constantes durante los siete años que duró. Aunque la pareja se separó a finales del año pasado, Pérez nunca aceptó la ruptura.

Ambos seguían siendo vecinos, lo que hacía aún más difícil el distanciamiento. Según los hijos de la víctima, Rosana ya había decidido no retomar la relación, pero él insistía en mantener contacto, generando un ambiente de tensión creciente.

Todo ocurrió el martes por la tarde. Según medios locales, Adrián Pérez le disparó en la cabeza a Rosana dentro de su domicilio. Luego de cometer el asesinato, subió el cuerpo sin vida a su camioneta, donde lo colocó dentro de una caja. Ahí mismo, se sentó a tomar whisky con una tranquilidad que heló la sangre incluso de los agentes policiales que más tarde lo encontraron.

Lo más macabro fue que antes de marcharse del lugar, escribió un mensaje en la pared con una frase que fue interpretada como una justificación personal del crimen:

“En la vida hay que ser justo. Paga lo que debes.”

Este mensaje reflejó una total ausencia de remordimiento y dejó entrever una peligrosa racionalización del feminicidio, una constante en muchos casos de violencia de género.

Según las autoridades, fue uno de los hijos de la víctima quien recibió una llamada del propio asesino, en la que le confesaba lo que acababa de hacer. Inmediatamente, el joven alertó a la policía, que acudió al lugar de los hechos.

Al llegar, los agentes encontraron a Adrián aún dentro de su camioneta, acompañado del cadáver y con una botella de whisky. No opuso resistencia al arresto y, cuando fue interrogado, declaró con frialdad: “Le volé la cabeza.”

El hombre fue detenido en el acto y se encuentra bajo custodia policial mientras avanzan las investigaciones. Ya ha sido imputado por feminicidio agravado por el vínculo y la premeditación.

Otra de las revelaciones que dio notoriedad al caso es que Adrián Pérez es padre de un exfutbolista del club Newell’s Old Boys, aunque no se ha dado a conocer públicamente el nombre del jugador, por respeto a su privacidad. Esta conexión no hace más que aumentar la atención mediática sobre el caso, aunque los familiares han pedido no desviar el foco del horror que vivió Rosana.

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