Una escena cotidiana de discusiones familiares terminó convirtiéndose en una verdadera pesadilla en la ciudad de Ramos Mejía, provincia de Buenos Aires. Una mujer de 80 años fue hallada sin vida dentro del baño de su casa, y lo que al principio parecía una muerte repentina por causas naturales, terminó revelando un crimen familiar aterrador que dejó conmocionada a toda la comunidad.

Todo comenzó con un llamado al 911. Leonardo Ariel Messina Pérez, de 57 años, informó a la policía que había llegado a su casa y encontrado a su madre, Amelia Nora Pérez, de 80 años, inmóvil y con un extraño color en la piel. Según su relato, ella no respondía y él, preocupado, decidió alertar a las autoridades.

Cuando los efectivos llegaron al domicilio, hallaron a la mujer dentro del baño, ya sin signos vitales. Sin embargo, la escena no cerraba del todo. Había algo en el ambiente que no cuadraba, y la actitud del hijo levantó las primeras señales de alarma entre los investigadores.

Los vecinos del barrio no tardaron en ofrecer detalles que pintaban un cuadro mucho más oscuro. Según varios testimonios, era habitual escuchar peleas violentas y gritos entre madre e hijo, que convivían en la misma casa. La última gran discusión, según relataron, se había producido el martes por la tarde… horas antes del hallazgo del cuerpo.

Fue entonces cuando las piezas empezaron a encajar para los investigadores.

Messina Pérez aseguró que había estado trabajando y que al volver, simplemente encontró a su madre fallecida. Pero su versión no coincidía con los horarios, ni con otros detalles de la escena. Los investigadores decidieron esperar el resultado de la autopsia para avanzar con mayores certezas.

Y lo que reveló la autopsia cambió el rumbo del caso por completo: Amelia Nora Pérez murió por hipoxia cerebral provocada por asfixia mecánica. Es decir, fue estrangulada.

Con esta información en mano, la policía volvió sobre el hijo. Además, obtuvieron imágenes de cámaras de seguridad en la zona… y ahí apareció la prueba final: en el horario que él aseguraba estar fuera, en realidad nunca había salido del lugar.

Acorralado por la evidencia, Leonardo Ariel Messina Pérez confesó haber asesinado a su madre tras una discusión violenta.

La confesión llevó a que la fiscalía lo imputara por homicidio agravado por el vínculo, uno de los cargos más graves dentro del Código Penal argentino, que contempla penas que pueden llegar hasta la prisión perpetua.

El caso ha generado una fuerte ola de indignación en redes sociales y medios locales, no solo por la brutalidad del acto, sino por el trasfondo de violencia familiar que, al parecer, ya era una bomba de tiempo.

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