Una noche de diversión en una discoteca de Jamundí, Valle del Cauca, terminó en tragedia cuando hombres armados abrieron fuego contra los asistentes, dejando un saldo de tres personas muertas y otras más heridas, según informó el Instituto de Desarrollo de Estudios para la Paz (Indepaz) en Colombia.

Este ataque se convierte en el décimo ocurrido en Colombia en lo que va del 2025, según las cifras proporcionadas por Indepaz. La situación en Jamundí es preocupante, ya que forma parte de un corredor de movilidad que conecta diversas localidades y ha sido históricamente vulnerable a la presencia de grupos armados ilegales.

La Defensoría del Pueblo había emitido previamente una alerta temprana sobre la situación en esta zona, destacando la debilidad de la presencia del Estado y las altas condiciones de vulnerabilidad de la población. Los grupos armados ilegales aprovechan estas circunstancias para mantener su control y perpetuar sus actividades delictivas, entre las que se incluye el narcotráfico.

En Jamundí, las disidencias de las FARC, guerrilleros del ELN, narcotraficantes y otros grupos ilegales operan con impunidad, buscando controlar la cadena del narcotráfico que pasa por la región. Además de las drogas, estas organizaciones también se benefician de la minería ilegal y el tráfico de personas, alimentando un ciclo de violencia y violación de los derechos humanos en la región.

Las autoridades colombianas han intensificado sus esfuerzos por combatir a estos grupos armados y restaurar la seguridad en la zona, pero la presencia y la influencia de estos criminales siguen siendo una preocupación constante para la población local.

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