El tener a un chimpancé como mascota suele suceder en algunas comunidades de Estados Unidos, aunque la ONG North American Primate Sanctuary Alliance ha reiterado no es seguro y el caso más reciente lo confirma.

Buck, era un chimpancé de 17 años que vivía una vida placida, pero no natural en su casa en Pendleton, Oregon con sus familiares humanos.

Un domingo por la mañana salió de su jaula como cualquier otro día y menciona Tamara, la madre de la víctima, al diario The Tri-City Herald, se dirigió en dirección a su hija y luego se abalanzó sobre ella: le mordió el torso, los brazos y las piernas.

La madre tomo a su hija y se escondieron en un armario, llamo al 911 y autoridades ayudaron a la familia.

El chimpancé fue ejecutado el pasado 20 de junio de 2021 y marco un llamado a quienes tienen tales animales como mascota.

Desde la Oficina del Sheriff aseguraron que «era necesario sacrificar» al animal para poder prestar asistencia médica a la hija, de 50 años, y que además habían obtenido el permiso de Tamara para hacerlo.

“Los ataques de cualquier primate de propiedad privada en cautividad deberían esperarse porque estos animales no llevan una vida sana en la que puedan expresar sus impulsos naturales y tener comportamientos naturales», afirmó Erika Fleury, parte de la ONG.

Este tipo de agresiones ya han pasado más de una vez, como en 2009 el chimpancé Travis arranco manos y cara a una mujer.

PETA ha pedido se deje de tener animales exóticos como domésticos.

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