Es la época en que muchos animales hibernar para protegerse del frío y las condiciones climatológicas adversas y los estudios demuestran que los humanos también hacían eso hace muchos años.

Las observaciones realizadas sobre las estructuras óseas descubiertas dan luz sobre cómo pudieron haber actuado los seres humanos en el pasado lejano.

La conclusión muestra que tenían la capacidad de cambiar radicalmente sus hábitos durante ciertas etapas del año, cuando el clima no era favorable para su desarrollo.

Se considera que los antiguos humanos entraban en un periodo en que el hibernar era esencial para no fallecer de frío y hambre.

Los meses de precariedad de alimentos y recursos, según sugieren los huesos, los orillaron a desarrollar la capacidad de desactivarse durante al menos cuatro meses.

“Estos homínidos sufrían anualmente de raquitismo renal, hiperparatiroidismo secundario y osteodistrofia renal asociados con Enfermedad renal crónica, causadas por una hibernación mal tolerada en una hibernácula cavernosa oscura“, dice el estudio.

Sin embargo, el humano ya no tiene que recurrir a ello, gracias a la homeostasis, el fenómeno para mantener una condición interna estable a pesar de las perturbaciones externas.

Además de las comodidades que se han creado como calefacción, ropa abrigadora, transporte adecuado y demás factores que los antepasados no podían prever.

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