La cicatriz de mi madre
Una niña invitó a su madre a una reunión de padres y maestros que se celebraba en la escuela primaria a la que asistía. Aunque la hija no deseaba que fuera, la madre aceptó la invitación.
Sería la primera vez que sus compañeros de clase y su maestra vieran a su madre, y le daba vergüenza su aspecto.
A pesar de que era una hermosa mujer, había una gran cicatriz que cubría casi todo el lado derecho de su rostro y a la niña le impresionaba tanto que nunca quería hablar acerca de por qué o cómo se la había hecho.
En la conferencia, la gente quedó impresionada con la bondad y la belleza natural de su madre, a pesar de la cicatriz, pero la niña seguía avergonzada y se escondió de todos.
Sin embargo, se mantuvo a una distancia que le permitía escuchar lo que decían su madre y su maestra en una conversación. Y esto fue lo que oyó:
– ¿Cómo se hizo esa cicatriz en la cara?
Le preguntó la maestra.
– Cuando mi hija nació, respondió la madre, se incendió la habitación en la que dormía. Todos tenían miedo de entrar, porque el fuego estaba descontrolado, de manera que me arriesgue y entré.
Cuando corría hacia su cuna, vi que caía una viga del techo y me lancé sobre mi hija para protegerla.
El golpe me dejó inconsciente, pero gracias a Dios, entró un bombero y nos salvó a las dos. Esta cicatriz me acompañará por siempre, pero nunca lamentaré haber hecho lo que hice.
En ese punto, la niña se dio cuenta del sacrificio que su madre había hecho para salvarla y corriendo hacia ella con lágrimas en los ojos, la abrazó y estuvo con ella el resto del día diciendo a todos, llena de orgullo, que ésta era su mamá.