El ácido fólico juega un papel fundamental durante el embarazo. Es esencial para la producción de tejidos y para la formación de los órganos del embrión y del feto.
Algunos estudios demuestran que las mujeres que consumen la cantidad recomendada de ácido fólico, antes de estar embarazada y, durante el primer trimestre de embarazo, pueden reducir el riesgo de tener un bebé prematuro, con bajo peso al nacer, o con defectos del tubo neural, que son los defectos congénitos de la espina dorsal y el cerebro.
El ácido fólico es de vital importancia durante el embarazo ya que su ingesta previene que los niños nazcan con defectos en el tubo neural (un defecto de nacimiento que afecta al desarrollo del cerebro y la médula espinal) provocando la mayoría de las discapacidades congénitas.
Los defectos más comunes del tubo neural son la espina bífida (una malformación de la médula espinal y la espina dorsal que consiste en que éstas no se cierran completamente), y la anencefalia (severo desarrollo insuficiente del cerebro).
Tomar antes y durante la gestación, suplementos que contengan ácido fólico también previene malformaciones como la fisura de paladar y el labio leporino, defectos que no son graves para la vida pero que normalmente requieren varias intervenciones quirúrgicas.
Otras de las propiedades del ácido fólico es la de tener gran influencia en la producción de glóbulos rojos, con lo cual también beneficiará a las gestantes que padecen anemia durante el embarazo.
Por muy balanceada y saludable que sea una dieta en el momento del embarazo no se podrá alcanzar el nivel de ácido fólico que requiere, por ello se recomienda el uso de suplementos que lo contengan como prioridad.