Un estudio realizado en la Escuela de Ciencias Biológicas Charlie Dunlop, en colaboración con el Centro de Investigación en Humanidades de Oxford, ha identificado un vínculo muy importante entre la pérdida del olfato y la inflamación en un número asombroso de 139 enfermedades neurológicas, somáticas y congénitas/hereditarias.
Los científicos afirmaron que la disfunción olfativa ocurre temprano en el desarrollo de algunas afecciones médicas: “La pérdida olfativa aparece mucho antes de cualquier otro síntoma de Parkinson, y de manera similar, es un signo temprano de la enfermedad de Alzheimer, siendo la vía olfativa la primera parte del cerebro que se deteriora en esa enfermedad.
La pérdida olfativa también precede a la depresión, eventos cardíacos importantes y esclerosis múltiple; por lo tanto, la disfunción olfativa parece ser un síntoma prodrómico de estas afecciones”, dijeron los investigadores.
Y añadió: “Y la posibilidad de oler, de poder distinguir, percibir y disfrutar los diversos olores siempre, es una acción que nos aporta un abanico de sensaciones, emociones, sentimientos, placeres, y vigilancia, nos da seguridad en nuestra vida diaria frente a la presencia de humo y en conjunto brindan bienestar y calidad de vida”.
La anosmia es la pérdida total del olfato, es la incapacidad de oler. Suele aparecer de manera brusca o súbita, según distintas causas.
Por qué se pierde el olfato
En cuanto a las causas desencadenantes del daño al sistema olfativo, existen varias posibilidades, dijeron los investigadores del estudio citado: “Una es que exista un mecanismo común que afecte tanto al sistema olfativo como a varios objetivos neurológicos y somáticos. Otra es que las afecciones neurológicas y somáticas produzcan algo que degrade el sistema olfativo. Una tercera posibilidad es que el sistema olfativo produzca algo que ponga al cerebro y al cuerpo en riesgo de contraer enfermedades o de expresar los síntomas de esas enfermedades. Un producto común de la enfermedad es la inflamación, y existe una fuerte relación entre la disfunción olfativa y la inflamación elevada”.
Este hallazgo podría tener implicaciones clave para mitigar los síntomas y posiblemente incluso reducir la aparición de ciertas enfermedades a través de la estimulación olfativa terapéutica.