La masturbación bajo el agua puede ser una actividad relajante y gratificante cuando se practica de forma consciente. Entre sus beneficios destacan la sensación de relajación, bienestar emocional, alivio del dolor menstrual y una experiencia sensorial única gracias al contacto del agua con la piel.
Los expertos consideran que masturbarse bajo el agua puede ser saludable, pero enfatizan la necesidad de tomar precauciones para evitar riesgos asociados al entorno y al impacto del agua en el cuerpo. Aunque puede ser una práctica habitual, es importante hacerlo de forma adecuada para garantizar el bienestar.
El agua, especialmente si contiene químicos como cloro, puede modificar el pH natural de la vagina, afectando el equilibrio bacteriano que protege esta zona. Esto aumenta la probabilidad de infecciones vaginales, especialmente en piscinas, jacuzzis o agua tratada.
A pesar de su textura fluida, el agua puede interferir con la lubricación natural del cuerpo, provocando mayor fricción durante la masturbación. Esto puede derivar en irritaciones o molestias en la piel. Por ello, es recomendable moderar la frecuencia de esta práctica bajo el agua.
Aunque la ducha, la tina o el jacuzzi son entornos comunes para la masturbación bajo el agua, es esencial evitar el uso de jabones, geles o champús en los genitales. Estos productos pueden irritar las mucosas y causar incomodidad, picazón e incluso infecciones.
La masturbación bajo el agua puede, en ocasiones, generar tensiones en el suelo pélvico. Es importante realizar esta práctica de manera consciente y evitar posturas o movimientos que puedan causar incomodidad o efectos adversos en esta zona clave para la salud íntima.
Disfrutar de esta práctica requiere atención a las condiciones del entorno y al estado del agua. Con precauciones adecuadas, la masturbación bajo el agua puede ser una experiencia placentera y segura, contribuyendo al bienestar físico y emocional.