El sexo en invierno es una especie de paradoja: estás acurrucada en la cama con tu pareja y eso incita a pasar a la acción, pero a la vez hace tanto frío fuera de del edredón que no sabes cómo podrías desnudarte sin contraer hipotermia. Y a ver, la calefacción existe… pero a veces no es suficiente.
1. El misionero de invierno
El misionero es una posición fácil de llevar a cabo debajo de una manta. Haz que su pareja se suba encima de ti y se cubra con la mantas hasta los hombros. Incluso puede usar sus manos para asegurar la manta a la cama, en caso de que se deslice. Así estaréis envueltos en todo momento.
2. La cuchara acurrucada
Acuéstate de costado y haz que tu pareja haga lo mismo detrás de ti. Levanta el edredón y ponte cómoda antes de empezar la penetración por detrás. Esta postura es una buena apuesta invernal por varias razones, pero la más obvia es la proximidad con la otra persona: ¿quién no quiere que lo abracen cuando hace mucho frío afuera?
3. La vaquera acostada
Cuando hace tanto frío que tus pezones podrían llegar a cortar el hielo, lo último que quieres es ponerse encima durante el sexo. Es decir, seamos realistas: postura de la vaquera es agotadora incluso en tu mejor día… (a tope de ejercicio cardiovascular). Para hacerlo más fácil (y más calentito), prueba esta alternativa: en lugar de sentarte recta, acuéstate contra el pecho de tu pareja, colocando los codos a cada lado de su cara. Podrás marcar el ritmo y prestar tanta atención a tu clítoris como quieras.
4. El oso de invierno
Ponte en la postura del niño, con las caderas elevadas hacia el techo. Tu pareja debe tomar una manta y envolveros a los dos. Haz que se coloque a tu alrededor mientras te penetra por detrás, «como un oso». Obtendrás una penetración profunda piel con piel.