Las fantasías son ideas o pensamientos que ponen en juego nuestra creatividad sexual. La capacidad de fantasear es muy saludable. Desde que nacemos, las personas adultas que nos rodean en la sociedad se encargan de señalarnos lo que está bien y lo que está mal. Así, casi sin darnos cuenta, empezamos a poner límites a ciertos deseos relacionados con el placer.
Todos los seres humanos alguna vez han tenido una fantasía y nueve de cada diez personas acostumbran a fantasear de un modo habitual. La fantasía sexual se empieza a despertar en la pubertad y nos acompaña el resto de nuestra vida. Nos permite escapar de la realidad, cumplir ciertos deseos en nuestra mente y, por eso, muchas veces parece que las fantasías que tenemos van en contra de nuestros valores y creencias. En el mundo de las fantasías no hay reglas.
Las fantasías son un aspecto más de la sexualidad, nos ayudan a conocernos, a saltarnos las prohibiciones, a plantar cara a los tabúes y, sobretodo, mejoran nuestra vida sexual, nuestra autoestima y nuestro atractivo personal. Debemos recordar que el mejor afrodisíaco está en nuestra mente, porque como ya sabemos el cerebro es el principal órgano sexual.