En un insólito caso de robo de arte, un tribunal británico condenó a los responsables del hurto de un inodoro de oro macizo, valuado en más de 119 millones de pesos. La extravagante obra de 18 quilates, titulada «América» y creada por el artista conceptual italiano Maurizio Cattelan, fue sustraída del Palacio de Blenheim en 2019, dejando tras de sí una estela de daños y un misterio sin resolver: el inodoro nunca ha sido recuperado.

Un robo de película, el protagonista, un inodoro de oro

El cabecilla del delito, Michael Jones, había visitado el palacio y utilizado el inodoro de oro un día antes del robo, describiendo la experiencia como «espléndida». Horas después, regresó al lugar acompañado de al menos otros dos hombres, armados con mazos y palancas. En una operación relámpago que duró apenas cinco minutos, los ladrones desmontaron el inodoro de su conexión de plomería y huyeron en vehículos robados, dejando una grave inundación en la mansión histórica donde nació Winston Churchill.

Condenas y una obra perdida

Tras una intensa investigación, Jones, de 39 años, fue condenado por el delito de robo. Junto a él, James Sheen, de 40 años, quien organizó el golpe y posteriormente intentó vender el oro en el mercado negro. También se le sentenció por robo, asociación delictuosa y transferencia de propiedad ilícita.

Las investigaciones revelaron que Sheen negoció la venta del botín con Frederick Sines, alias Fred Doe, de 36 años, quien se comunicó con Sheen mediante mensajes de texto codificados, refiriéndose al inodoro como un «coche». «Puedo vender ese coche por ti en dos segundos», aseguró Doe en sus mensajes, dejando en evidencia la operación criminal. Finalmente, a Doe también lo condenaron por asociación delictuosa para transferir propiedad ilícita. Un cuarto implicado, Bora Guccuk, de 41 años, quedó absuelto.

Te puede interesar: Abuelita muere tras ataque de abejas

Sátira y lujuria por el oro

La obra «América» no solo representaba una excentricidad millonaria, sino también una crítica a la ostentación y el lujo desmedido. Su creador, Maurizio Cattelan, la concibió como una burla al materialismo, llegando incluso a ser ofrecida al entonces presidente de EE.UU., Donald Trump.

El destino final del inodoro sigue siendo un enigma. Se presume que lo desmantelaron y vendieron como lingotes, pero las autoridades no han logrado recuperar rastro alguno de la pieza. Mientras tanto, la historia de este audaz robo sigue causando asombro en el mundo del arte y la criminología.