Uno de los procedimientos más complejos en la cirugía, el trasplante de cara, fue realizado con éxito en la Clínica Mayo de Estados Unidos, beneficiando a un hombre de 30 años que había quedado gravemente desfigurado tras un intento de suicidio hace casi una década. El paciente, quien se disparó en el rostro con una escopeta, ahora ha recibido una nueva oportunidad de vida gracias a esta cirugía innovadora. Este es solo el segundo trasplante de cara realizado en esta clínica, ubicada en Rochester, Minnesota, y forma parte de los 50 trasplantes faciales que se han hecho en los últimos 20 años.

El director quirúrgico del Programa de Trasplantes Reconstructivos de la Clínica Mayo, Samir Mardini, comentó sobre la importancia del trasplante facial, señalando que no solo se trata de un procedimiento que salva vidas, sino que también devuelve la vida a aquellos que, aunque podrían sobrevivir sin una cara, se perderían la esencia de su vida cotidiana sin ella.

La historia de Derek Pfaff, el joven beneficiado por esta operación, comienza en Harbor Beach, Michigan, hace 30 años. Derek, quien en ese entonces tenía 20 años, era un prometedor estudiante y capitán del equipo de fútbol americano en su escuela. Sin embargo, en marzo de 2014, decidió quitarse la vida con un disparo en el rostro, lo que dejó su cara irreconocible. Sus padres, Jerry y Lisa Pfaff, recuerdan el doloroso momento en que se dieron cuenta de la magnitud del incidente.

A pesar de las expectativas médicas que indicaban que no sobreviviría, Derek pasó la siguiente década sometiéndose a 58 cirugías reconstructivas. Aunque las operaciones lo mantuvieron con vida, su movilidad facial quedó severamente limitada. Derek recuerda que después de su última cirugía reconstructiva, los médicos le informaron a sus padres que solo quedaba una opción: un trasplante de rostro. Fue entonces cuando comenzaron a buscar un donante.

Encontrar un donante adecuado fue un desafío, ya que Derek necesitaba un trasplante que cubriera el 85% de su rostro, incluyendo los tejidos, nervios y músculos. El equipo de la Clínica Mayo, encabezado por el Dr. Mardini, explicó que el trasplante de Derek involucró una reconstrucción que incluyó una parte de la frente, los párpados, la nariz, la boca, mandíbulas y otros componentes clave de la cara y cuello.

La cirugía de trasplante fue una tarea monumental que involucró a más de 80 personas, incluyendo seis cirujanos, y requirió más de nueve meses de preparación. Con el uso de tecnología avanzada, como la impresión 3D, el equipo logró restaurar la apariencia de Derek. La madre de Derek, Lisa, concluyó que el trasplante no solo le devolvió la cara a su hijo, sino también la oportunidad de vivir una vida plena, gracias al coraje y generosidad de los donantes.

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