Un niño se hizo viral tras crear su propia moneda digital y venderla a streamers durante una transmisión en vivo. En la actualidad, muchos buscan invertir en criptomonedas como Bitcoin, Ethereum o Cardano, con la esperanza de aumentar el valor de sus activos. Estas monedas, al no estar controladas por ninguna institución financiera, no tienen un respaldo oficial, lo que genera tanto interés como riesgos.

Durante su transmisión, el menor presentó su nueva moneda, el token QUANT, creada en la plataforma Pump.fun. Pronto, inversionistas y streamers se mostraron interesados en la compra, lo que llevó a una rápida expansión de la «oferta» del niño. El video del momento de la ‘estafa’ muestra cómo el menor vendió 51 millones de activos, cuyo valor total rondaba los 30 mil dólares, aproximadamente 610 mil pesos mexicanos.

El niño, al ver el dinero que había logrado recaudar, se mostró visiblemente emocionado, tocándose constantemente el cabello, gritando de alegría y luego abandonó la transmisión, despidiéndose de manera provocadora. Después de este incidente, el menor lanzó otras criptomonedas llamadas Lucy y Sorry, generando otros 24 mil dólares, alrededor de 488 mil pesos mexicanos.

Tras la ‘estafa’, los afectados comenzaron a rastrear al niño, exponiendo su información personal, como su nombre, redes sociales y dirección. Los internautas se encargaron de viralizar el caso, alertando a su madre sobre lo sucedido. En medio de esta controversia, algunos usuarios sugirieron que el niño continuara con sus inversiones y hasta le ofrecieron recomendaciones.

La situación dejó en evidencia las vulnerabilidades de quienes buscan adentrarse en el mundo de las criptomonedas, donde, a veces, es difícil distinguir entre lo legítimo y lo fraudulento. Aunque el niño logró una ganancia considerable, su acto ha sido ampliamente criticado por los daños causados a los involucrados en su «negocio».

Este incidente refleja cómo las criptomonedas siguen siendo un terreno riesgoso, donde no solo los adultos están involucrados, sino también menores de edad que pueden aprovechar el desconocimiento general para llevar a cabo fraudes sin mayores consecuencias inmediatas.

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