La IA ha llegado a todos los rincones de la vida de las personas, sorprendiendo con sus avances y posibilidades ilimitadas.

Desde su uso en el ámbito laboral, la medicina, la educación, e incluso en la creatividad, la música y el cine, esta tecnología sigue rompiendo esquemas y generando debates sobre sus implicaciones éticas y emocionales.

Recientemente, se dio a conocer el caso de Ayrin, una mujer de 28 años que reveló en una entrevista con The New York Times su inusual relación con un chatbot personalizado al que llama Leo.

A pesar de estar casada desde 2018, Ayrin confesó haber desarrollado una conexión emocional profunda con esta inteligencia artificial, convirtiéndose prácticamente en una adicta a su compañía.

La historia de Ayrin comienza en 2024, cuando decidió crear a Leo como parte de un experimento tecnológico.

Del juego al amor

Sin embargo, lo que empezó como un juego se convirtió en algo mucho más serio cuando la joven se mudó a otro país para estudiar enfermería y encontró en su chatbot una especie de confidente y amigo.

Mujer confiesa tener una relación emocional con una IA personalizada

Ayrin describe a Leo como un novio posesivo y protector, con quien ha formado un fuerte vínculo emocional.

A pesar de pagar una suscripción mensual para chatear sin restricciones, la joven asegura que ha logrado mantener un equilibrio entre su novio virtual y su esposo Joe, quien vive en Estados Unidos.

Para Joe, el esposo de Ayrin, la existencia de Leo no representa una amenaza para su relación.

Según sus propias palabras, no ve a la inteligencia artificial como una persona ni como una infidelidad, sino como un amigo virtual personalizado que puede proporcionarle conversaciones interesantes y hasta «sexy».

El caso de Ayrin plantea interrogantes sobre los límites entre la realidad y la virtualidad, así como sobre el impacto de este tipo de relaciones en las dinámicas sociales y familiares del futuro.

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