Antiguas estaciones de tren renacen como centros culturales
18/04/2025 - Hace 17 horas en Jalisco EstadoAntiguas estaciones de tren renacen como centros culturales

Jalisco apuesta por la memoria histórica y la cultura comunitaria con el programa Vías Verdes, una iniciativa de la Secretaría de Cultura que convierte antiguas rutas ferroviarias en corredores culturales, ecológicos y recreativos. Actualmente, seis estaciones de tren de los siglos XIX y XX han sido restauradas como centros culturales activos en municipios de las regiones Valles y Ciénega.
Estas estaciones, ubicadas en Ameca, La Vega, Etzatlán, San Marcos, Ahualulco de Mercado y Atotonilco, han sido equipadas con talleres artísticos, museos, espacios para actividades comunitarias y puntos de descanso, todo ello dentro de una red de 98 kilómetros de senderos que tejen historia, naturaleza y nuevas formas de encuentro social.
“Cada estación recuperada no sólo revive una pieza del pasado, sino que se convierte en un motor de identidad regional y turismo sustentable”, destacó José Méndez Menchaca, Coordinador de Vías Verdes Jalisco.
El programa tiene como columna vertebral tres rutas principales que alguna vez conectaron pueblos, mercancías y personas. Hoy, esos caminos se transforman en paseos para ciclistas, peregrinos y visitantes culturales:
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Ruta Tala-Ameca: con 44 kilómetros de pavimento accesible, este tramo es el más extenso. Cruza haciendas históricas como Buenavista, Cuisillos y San Antonio Matute, y acompaña a miles de peregrinos que se dirigen al Santuario de Talpa.
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Ruta Teuchitlán-Etzatlán: con 34 kilómetros, serpentea por paisajes de agave y vestigios arqueológicos, tocando municipios como San Juanito Escobedo y Ahualulco de Mercado. Uno de sus atractivos principales es el desvío a la zona arqueológica de Guachimontones.
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Ruta Ocotlán-Atotonilco: con 12.7 kilómetros construidos, se desarrolla en la región Ciénega. Este tramo incluye además conexiones estratégicas hacia instituciones como el CUValles y zonas arqueológicas, sumando 10 kilómetros adicionales.
Cada estación restaurada cuenta con oferta cultural propia. En Etzatlán, por ejemplo, funciona el Museo del Maíz y un Museo Ferroviario, que resguarda herramientas originales y fotografías de la época dorada del tren. En otras, se imparten talleres de guitarra, danza folclórica, artesanía en cantera y clases de zumba.
Rodadas guiadas complementan la experiencia: siete guías —uno por estación— acompañan a los visitantes por los tramos restaurados, explicando la historia de los puentes metálicos, las alcantarillas centenarias y los antiguos paraderos que resisten el paso del tiempo.
En La Vega, los paseantes pueden descansar junto a la presa en zonas de sombra, mientras que en Atotonilco, considerado el tramo mejor conservado, el sendero atraviesa una densa arboleda que resguarda flora y fauna locales.
Según Ximena López Nakashima, Directora de Patrimonio Cultural, el siguiente paso será cerrar la brecha entre Ocotlán y Atotonilco, lo que permitiría integrar un circuito completo de 21 kilómetros más. También se contempla la restauración de tres antiguos paraderos y puentes para reforzar la continuidad del proyecto.
“El éxito de Vías Verdes radica en la apropiación ciudadana”, subrayó López Nakashima. Comunidades enteras han hecho suyos estos espacios, demostrando que los rieles del pasado pueden llevar hacia un futuro donde el turismo, la historia y la sostenibilidad convivan armónicamente.
Vías Verdes no solo revive el recuerdo de los trenes que alguna vez surcaron estas tierras, sino que convierte sus huellas en senderos vivos de cultura y comunidad.