En México, los adultos mayores frecuentemente asumen el cuidado de sus nietos sin recibir remuneración y, en muchos casos, sin su consentimiento. Esta situación puede afectar tanto su economía como su salud mental, según expertos. La Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo realizada en 2022 por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) revela que en nuestro país hay 17 millones 958 mil 707 personas mayores de 60 años, representando el 14% de la población nacional. De estas personas, se estima que 6 millones 176 mil 207 son cuidadores o realizan tareas del hogar.
“De manera cultural y tradicional, se ve a los adultos mayores como responsables de apoyar en el cuidado de los nietos durante todo el año; esto incrementa en periodos vacacionales. Y, muchas veces, puede repercutir en la economía y estado de alerta, pues recaen en ellos responsabilidades que no les corresponden y lo hacen con dinero propio”, explicó la doctora Rosa Martha Meda Lara, Coordinadora del doctorado en Psicología en Salud Tradicional del Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS).
La situación de los adultos mayores en México es preocupante. El 60% de las personas que atraviesan la vejez tienen alguna condición crítica de salud y el 70% continúa trabajando de manera informal debido a la falta de recursos y apoyo para adquirir productos y servicios necesarios. Si a esto se suma la responsabilidad de cuidar a niños y adolescentes, es probable que su condición emocional se vea afectada, provocando roces en la interacción familiar.
La licenciada Patsy Jaquelin Córdova Ramírez, investigadora adscrita al Departamento de Salud Poblacional, enfatizó que no es obligación de los abuelos cuidar a los nietos. En caso de necesitar su ayuda, es fundamental preguntar si tienen la disposición, el tiempo y la paciencia para hacerlo. Entender su situación, escuchar su opinión y abrir el diálogo puede mejorar la interacción familiar.
Ambas investigadoras coinciden en la importancia de considerar la brecha generacional. Córdova Ramírez señaló que esta puede ser beneficiosa, permitiendo un aprendizaje bilateral: los abuelos pueden aprender a usar tecnologías mientras los jóvenes aprenden a tejer, jugar juegos tradicionales, cocinar y explorar aspectos culturales que se han perdido.
Es vital eliminar el estigma de que los adultos mayores son necios y no comprenden el mundo actual. Además de buscar su ayuda, debemos cuidar de su alimentación, salud y medicamentos, escuchándolos para evitar que se sientan aislados y desarrollen depresión o altos niveles de ansiedad y estrés. De esta manera, el diálogo puede ayudar a decidir si pueden cuidar a los menores y si los jóvenes quieren pasar tiempo con sus abuelos, facilitando una relación armoniosa.
Meda Lara agregó que, aunque ser cuidadores puede mantener a los adultos mayores alejados del abandono, es necesario proporcionarles facilidades y recursos para esta tarea, cuidando al mismo tiempo de su salud física y emocional. Esto incluye brindarles dinero, hacer las compras y evitar que tengan que recoger a los niños de la escuela o cursos de verano. No se trata de una relación obligada ni de su responsabilidad educar, sino de permitir que enseñen a partir de sus valores y actividades.
Finalmente, Córdova Ramírez subrayó la importancia de iniciar con un diálogo para mejorar la convivencia, especialmente en periodos vacacionales. Preguntar al adulto mayor cómo se siente y qué necesita, integrarlo en los planes y adecuarse a sus capacidades y disposición, puede hacer la diferencia en la dinámica familiar.