La ciudad de Orizaba, Veracruz, atraviesa momentos de indignación y tristeza tras la lamentable muerte de “Skippy”, el único canguro rojo registrado en una Unidad de Manejo Ambiental (UMA) en todo México. Las autoridades locales confirmaron que el animal murió por envenenamiento, lo que desató una ola de exigencias de justicia por parte de la ciudadanía y defensores de los derechos animales.

El pasado 25 de abril, la noticia del fallecimiento de Skippy se difundió rápidamente en medios locales y redes sociales. Skippy, de entre 3 y 4 años de edad, vivía en el Paseo del Río Orizaba, un espacio administrado por la Unidad de Manejo Animal Citlaltépetl (UMA) bajo responsabilidad del municipio.

Este canguro, perteneciente a la especie roja, no solo era un atractivo del lugar, sino un símbolo de conservación y biodiversidad para la región. Su muerte, bajo circunstancias sospechosas, provocó una ola de consternación a nivel nacional.

De acuerdo con el comunicado oficial emitido por el Ayuntamiento de Orizaba, los primeros estudios médicos realizados al cuerpo del animal confirmaron que la causa de muerte fue envenenamiento.

Ante esta revelación, las autoridades municipales anunciaron el inicio de una investigación formal para esclarecer los hechos y castigar a los responsables:

«Nuestro canguro Skippy murió esta mañana (viernes), los primeros estudios revelan que la especie fue envenenada. Realizaremos las investigaciones hasta llegar a las últimas consecuencias para proceder legalmente y castigar a todo aquel que quiera lastimar a Orizaba», expresaron.

El Ayuntamiento no solo ha enfocado sus esfuerzos en esclarecer la muerte de Skippy, sino también en frenar la difusión de información falsa. Según informaron, se procederá legalmente contra aquellas personas que publicaron imágenes con el propósito de desvirtuar los hechos o manipular la información relacionada con el caso.

El municipio reiteró su compromiso de velar por el bienestar de las especies que residen en Orizaba, asegurando que continuarán reforzando las medidas de protección en las áreas naturales bajo su cuidado.

Skippy no era un canguro cualquiera. Al ser el único ejemplar de canguro rojo registrado en las Unidades de Manejo Animal del país, su presencia representaba un esfuerzo significativo en términos de educación ambiental, conservación y cuidado de fauna exótica.

Su muerte no solo deja un vacío en la ciudad, sino también en el panorama de conservación animal de México, donde pocas especies exóticas logran adaptarse bajo un esquema de cuidado regulado.

Hasta el momento, la investigación para determinar cómo ocurrió el envenenamiento y quién o quiénes son responsables continúa en curso. Las autoridades aseguraron que no escatimarán recursos legales para aplicar las sanciones correspondientes y reforzar las medidas de seguridad en las zonas de preservación de fauna en Orizaba.

La historia de Skippy se convirtió así en un recordatorio doloroso de la vulnerabilidad de los animales bajo cuidado humano y de la urgente necesidad de garantizar su bienestar en todos los espacios públicos.

 

 

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