El racismo no solo es un problema de intolerancia social, sino que también puede tener graves consecuencias en la salud mental de las personas.
Según el titular de la Comisión Nacional de Salud Mental y Adicciones (Conasama), Juan Manuel Quijada, el racismo puede provocar estrés crónico, ansiedad, depresión y afectar la autoestima y la confianza de las personas.
Durante el Foro Internacional “Racismo, género y salud mental”, expertos en el tema coincidieron en la importancia de abordar este problema de manera integral.
Según el representante en México de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), José Gerardo Moya Medina, la nueva Agenda para la Salud Mental de las Américas destaca la necesidad de colaborar con grupos étnicos como los pueblos indígenas y afrodescendientes para combatir el racismo a través de políticas antidiscriminatorias.
La experta Evalinda Barrón Velázquez destacó la importancia de programas como la Estrategia Nacional para la Prevención de Adicciones (ENPA) para impactar en las condiciones que aumentan el riesgo de problemas de salud mental debido al racismo.
Dentro de las acciones de la ENPA en este sentido se encuentran las intervenciones psicosociales en diferentes comunidades de México, como San Marcos, Guerrero y Guachochi, Chihuahua.
La subdirectora de Vinculación Social del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), Joanna Rosales González, señaló que el racismo y el sexismo no solo afectan la salud mental de las personas, sino que también limitan su acceso a ayuda y obstaculizan el ejercicio de sus derechos.
Es importante ampliar el conocimiento sobre las consecuencias del racismo en la sociedad y considerar sus efectos negativos en la reproducción y profundización de la desigualdad social.
Según los expertos, es responsabilidad de toda la sociedad trabajar por un país más justo y equitativo, donde el racismo no tenga cabida y donde todas las personas puedan vivir sin miedo a ser discriminadas por su origen étnico o color de piel.