Un insólito descubrimiento ha sacudido a la comunidad de la alcaldía de Iztacalco, en la Ciudad de México, luego de que vecinos reportaran la presencia de un misterioso «Altar al Diablo» en el Río Churubusco.
Las figuras paganas y flores que componen este curioso conjunto han generado controversia y sorpresa entre los residentes del lugar, quienes se han manifestado en contra de esta demostración de culto al «angelito negro».
Las autoridades locales se han mantenido en silencio ante este hallazgo, lo que ha generado especulaciones sobre si se otorgaron los permisos necesarios para la instalación del altar. Aunque cabe destacar que este no obstaculiza el tránsito vehicular en la zona, la presencia de símbolos satánicos ha dividido opiniones en redes sociales y en la propia alcaldía.
Mientras algunos defienden la libertad de culto como un derecho fundamental, otros han expresado su preocupación ante la posible influencia de este tipo de representaciones en la sociedad, especialmente en los más jóvenes.
«Que lo quiten, y también todos los altares de la muerte y de la virgen de Guadalupe… ¿Cuál es el problema con una cabra color negro?», señaló un usuario en redes sociales.
Ante este escenario, surge la pregunta: ¿Qué dice la ley respecto a la libertad de culto en México?
#RELEVANTE 🔴I Un "altar al diablo" sorprende a los vecinos de la zona de Canal de Río Churubusco y Puente Curtidores (casi esquina con Tezontle), #CDMX.
‼️Los vecinos dicen que "hacen culto" un poco antes de las 12 del medio día.
👉Se preguntan quién de la alcaldía… pic.twitter.com/cVzU3O1LxF— Josue Aguilar (@josuealeexis) January 4, 2025
De acuerdo a la reforma Constitucional de Derechos Humanos, aprobada en 2011, se reconoce el derecho de cada individuo a elegir su religión o a no profesar ninguna, así como a participar en ceremonias y actos de culto de manera libre y pacífica. El Estado está obligado a garantizar este derecho sin establecer ninguna preferencia religiosa, tal como lo establece la Constitución Política mexicana.
Aunque las opiniones están divididas, lo cierto es que este altar al Diablo ha generado un debate sobre los límites de la libertad de culto y la convivencia en una sociedad diversa.
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