Querétaro, Qro.- Un estudiante otomí de 14 años fue quemado vivo por ser indígena, esto lo ha llevado a someterse a cuatro cirugías.
En Querétaro ocurrió la agresión contra el estudiante otomí, un lamentable caso de racismo y bullying.
Por el acoso en la escuela, Juan ya no quería ir a la escuela desde febrero, pero sus papás no sabían por qué.
Dos compañeros de su escuela lo sentaron en una silla que habían rociado con alcohol.
Él sintió que el pupitre estaba mojado, pero pensó que era agua. Cuando se levantó, uno de los niños pendió fuego con un encendedor.
El menor sufrió quemaduras de segundo y tercer grado, aún no puede caminar y se ha tenido que someter a cuatro cirugías.
Lo molestaban por ser indígena y por no hablar bien español, y por eso casi arriesgan su vida.
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Este caso pone en discusión de nueva cuenta la discriminación que sufren niños y niñas en las escuelas.
El padre de la víctima señaló que esto fue un intento de homicidio, y que, aunque no pasó a mayores, sí va a quedar con cicatrices por dentro el resto de su vida.
A partir del incidente, el niño ya no quiere comer, no ha dormido bien y cada palabra que sale de su boca esconde un esfuerzo titánico.
Los papás han tenido que dejar de trabajar para volcarse en los cuidados de su hijo, quien está en shock y no pudo hablar durante días.
El incidente del fuego no ha sido el único, sus compañeros le cortaron el cabello, se burlaban constantemente de su acento y se reían de su mamá porque vendía dulces en la calle por la tarde.
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Las directora y la maestra de la escuela se negaron a cambiar de salón y aseguraron que desconocía el motivo por el que quería abandonar ese salón de clases.
Nadie lo atendió, ignoraron todas las señales que daba de su incomodidad con sus compañeros de clase hasta que casi provocan una tragedia.
Este caso abre de nueva cuenta el debate sobre que en México en estos tiempos sigue habiendo discriminación, por lo tanto, los padres deben estar alertas ante cualquier señal por muy mínima que sea.
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