Las internas del penal femenil de Santa Martha Acatitla cerraron el año con la exigencia de un trato digno y con respeto a sus derechos humanos mientras están en reclusión. Denuncian una serie de irregularidades dentro del centro penitenciario, que van desde la falta de agua hasta la presencia de plagas y comida en mal estado.

Las internas revelaron horribles condiciones en las que les ha tocado vivir en el penal. En relación a la comida que reciben, conocida como «el rancho», han encontrado moscas, cucarachas y roedores en los peroles, además de piedras.

«En las ollas a veces están flotando cucarachas y hasta ratas, pero cuando eso pasa, las encargadas de la cocina, sólo las echan en una bolsa, las avientan por allá y pasan al siguiente plato, y también piedras cuando sirven frijoles o arroz, además de que la carne muchas veces aún está roja», aseguró una interna.

Además de la falta de higiene, este fin de año la comida fue más austera que en diciembre del 2022. Mientras que en aquel entonces se sirvió pavo con ensalada de manzana, piña y nuez con crema, en esta ocasión recibieron agua de sabor indefinido, ensalada de manzana con todo y cáscara con crema diluida, pozole con puros granos y unos cuantos gramos de carne de puerco con dos tostadas sin nada. Incluso, si alguien pide más, se les cobra entre cinco a veinte pesos por el extra.

Adriana Villeda, directora encargada del penal, parece no preocuparse por la situación. Según las internas, ella prefiere que la comida sobrante se tire en los tambos que están por la zona del comedor de los custodios. Esta falta de atención a las necesidades básicas de las internas es alarmante y muestra un completo desinterés por parte de las autoridades.

Además de las malas condiciones alimentarias, las internas denunciaron también malos tratos y agresiones por parte del personal del penal. Esta situación genera un ambiente de violencia e inseguridad que dificulta aún más la rehabilitación de las internas y va en contra de cualquier principio de respeto a los derechos humanos.

La falta de agua potable es otra problemática. Las internas se ven obligadas a cargar con agua embotellada, ya sea en botellas de dos litros o en garrafones de diez litros, los cuales utilizan principalmente para su aseo personal. Esta falta de acceso a agua limpia y los problemas de higiene generados por la presencia de plagas aumentan considerablemente el riesgo de enfermedades y afectan el bienestar de las internas.

Es preocupante que en un centro penitenciario destinado a la rehabilitación y reintegración de las internas, se presenten este tipo de situaciones que atentan contra su dignidad y su derecho a recibir un trato justo y humano.