La tipificación de las jornadas de trabajo superiores a la ley como delito de explotación laboral puso nuevamente el tema del tiempo de trabajo en la agenda de discusión y los datos indican que el panorama de México en esta materia no es alentador. Según datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), cerca de 4.8 millones de empleados en México trabajan más de 56 horas a la semana, sobrepasando el límite legal establecido.

Este número representa al 12% de todos los asalariados del país, lo cual refleja una preocupante realidad en el mercado laboral del país. A su vez, se estima que aproximadamente 5.1 millones de trabajadores tienen jornadas de entre 48 y 56 horas semanales, lo que suma un total de casi 10 millones de personas que dedican un considerable tiempo a su trabajo.

Menor producción, mayores delitos de explotación

Para Axel Eduardo González, coordinador de Datos de México, ¿Cómo Vamos?, esta extensión de las jornadas laborales es un problema histórico en la estructura del mercado laboral mexicano, más relacionado con aspectos de política laboral que con la dinámica del mercado de trabajo. A pesar de este panorama, González destaca que la productividad no aumenta proporcionalmente a la cantidad de horas trabajadas, como lo demuestran economías con jornadas laborales menores y mayores niveles de productividad.

Ana Bertha Gutiérrez, coordinadora de Comercio Exterior y Mercado Laboral del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), coincide en que las largas jornadas laborales no solo afectan la productividad, sino que también representan un riesgo para la salud de los trabajadores. Según Gutiérrez, México necesita encontrar un balance entre trabajo y ocio para impulsar la productividad laboral de manera efectiva.

La reforma a la Ley General para Prevenir, Sancionar y Erradicar los Delitos en Materia de Trata de Personas ha marcado un antes y un después en la discusión sobre las jornadas laborales en México. Esta modificación tipifica las jornadas laborales superiores a las establecidas en la Ley Federal del Trabajo como delitos de explotación laboral.

A pesar de las controversias que ha generado la reforma, la importancia de cumplir con los límites de la jornada laboral y el pago de horas extras ha sido resaltada por diversas firmas legales y organizaciones. Los datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) y de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) confirman la necesidad de abordar este tema desde diferentes perspectivas, incluyendo la salud ocupacional de los trabajadores.

¿Qué sectores laboran más horas?

Según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), el sector de servicios es el que incluye a más personas sometidas a jornadas de trabajo que sobrepasan el límite legal. En la población que excede dichos límites de horas de trabajo, un 62% corresponde a este sector.

Considerando los subsectores, el comercio, el transporte, los servicios profesionales y de alojamiento, registran las mayores proporciones de empleados con horarios laborales que superan lo establecido en la Ley Federal del Trabajo (LFT).

En este escenario, Axel Eduardo González hace hincapié en que la duración prolongada del tiempo de trabajo está correlacionada con los niveles de informalidad en el país y la necesidad de generar ingresos.

El sector industrial se sitúa como el segundo con la mayor cantidad de trabajadores cuyos horarios superan el límite legal. De estas personas, un 58% labora en la industria manufacturera.

Reducción de la jornada laboral

En 2023, México propuso la reducción de la jornada laboral de 48 a 40 horas semanales. Esta iniciativa generó un profundo debate, pero no se logró alcanzar un consenso. Actualmente, la Comisión de Trabajo y Previsión Social está buscando propuestas del sector empresarial y sindical para una implementación gradual y flexible de la reforma.

El debate sobre la reducción de las jornadas laborales en México está lejos de llegar a su fin. Se necesitan propuestas concretas que permitan disminuir las horas de trabajo sin afectar de forma negativa a la economía, siempre buscando el bienestar de los trabajadores y la mejora de la productividad en general. La implementación gradual y flexible de esta reforma, a través del diálogo entre todos los sectores involucrados, podría resultar un camino viable hacia un cambio positivo.

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