Los jueces del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México han alertado sobre el incremento de demandas por daño moral, especialmente dirigidas hacia aquellos que difunden noticias falsas o fake news, una problemática que se intensifica en las redes sociales y causa perjuicio a diversas víctimas.

La jueza 62 Civil de Proceso Escrito, Beatriz Silva Mata, señaló que este tipo de demandas ha experimentado un aumento, y destacó que cuando procede, los jueces civiles emiten sentencias que contemplan indemnizaciones integrales, justas y suficientes. La magistrada subrayó la importancia de la precaución al difundir información o comentarios falsos en las redes sociales para evitar consecuencias judiciales.

En el contexto de las demandas por daño moral, la jueza Silva Mata advirtió sobre la necesidad de cuidado al expresarse y divulgar información en las redes sociales, enfatizando que las personas deben ser conscientes de las posibles repercusiones legales.

Asimismo, explicó que en casos de daño moral, los jueces emiten sentencias con indemnizaciones que buscan restituir la situación previa al perjuicio causado.

La impartidora de justicia enfatizó que, de acuerdo con criterios de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), no existen límites o montos máximos que restrinjan la cuantificación de una indemnización, y la reparación del daño debe ser integral, suficiente y justa.

La jueza Silva Mata detalló que el daño moral se produce cuando se vulnera el honor, la vida privada o se causan daños estéticos a una persona, ya sea a través de la difusión de información falsa o la afectación de su integridad física.

Indicó que aquellos que consideran haber sufrido daño moral tienen dos años para presentar una reclamación mediante un juicio civil, y estos casos son llevados a la jurisdicción de los juzgados civiles de proceso escrito.

El daño moral, según la magistrada, afecta los sentimientos, afectos, creencias, decoro, reputación, honor y la consideración de una persona por parte de los demás, y la SCJN ha diferenciado entre daño patrimonial o material y daño extrapatrimonial o inmaterial, siendo este último de naturaleza espiritual, física o psicológica y no determinable por elementos económicos.

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