Una madre tomó una de las decisiones más duras y valientes que puede enfrentar un ser humano: entregó a su propio hijo menor de edad a las autoridades, luego de que este fuera señalado como presunto responsable de un homicidio cometido durante una riña callejera en la ciudad de León, Guanajuato.

Los hechos ocurrieron la noche del lunes 5 de mayo, alrededor de las 11:00 p.m., en la colonia San Felipe de Jesús, sobre la calle Betania. De acuerdo con la Secretaría de Seguridad, Prevención y Protección Ciudadana de León, varios adolescentes se encontraban en la vía pública cuando comenzó una discusión.

Lo que parecía una pelea común entre jóvenes rápidamente se salió de control. En medio del enfrentamiento, uno de los menores sacó un arma blanca y atacó a otro joven, de aproximadamente 17 años de edad. La víctima fue trasladada de inmediato por sus familiares a la Cruz Roja local, pero falleció minutos después debido a la gravedad de las heridas.

Tras el ataque, los jóvenes involucrados huyeron del lugar para evadir a la policía. Sin embargo, la historia dio un giro inesperado cuando, unas calles más adelante, en la calle Siria, una mujer hizo señas a una patrulla para que se detuviera.

Con lágrimas en los ojos, pero con determinación, la mujer confesó que su hijo había estado involucrado en el altercado y entregó tanto al adolescente como el arma blanca que presuntamente fue utilizada en el homicidio. Su mensaje fue claro: "Prefiero verlo enfrentando la justicia que en una tumba."

El menor fue puesto a disposición del Ministerio Público Especializado en Justicia Penal para Adolescentes, donde se determinará su situación jurídica conforme a lo establecido por la Ley Nacional del Sistema Integral de Justicia Penal para Adolescentes.

Las autoridades locales confirmaron que la investigación sigue en curso para esclarecer completamente los hechos y ubicar a otros posibles participantes o testigos del enfrentamiento.

Este caso causó un fuerte impacto en redes sociales y entre los ciudadanos de León, generando un debate entre quienes aplauden el acto de responsabilidad de la madre y quienes cuestionan la falta de supervisión en el comportamiento de los adolescentes.

Aunque las emociones son encontradas, lo que no se puede negar es que la madre actuó con un valor que muchos no tendrían: el de entregar a su propio hijo por un sentido de justicia y responsabilidad.

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