El gobierno de Claudia Sheinbaum tiene en la mira importantes objetivos en materia energética: el impulso a la transmisión y distribución eléctrica, así como el fomento de las energías renovables, son algunas de las prioridades que marcarán la siguiente administración en busca de una transición energética eficiente.

Según el plan presentado, se busca consolidar un país sostenible sin descartar las inversiones privadas, pero manteniendo a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) como la principal generadora de energía en México. Este enfoque se enmarca en la búsqueda de soberanía y seguridad energética para el país.

En ese sentido, se contempla la ejecución de inversiones por más de 55 mil 412 millones de pesos entre octubre de 2024 y diciembre de 2025 para la ampliación de las redes de transmisión y distribución. Se proyecta concluir al menos 44 proyectos de refuerzo de líneas de transmisión, lo que implicará una capacidad adicional para mover ocho mil 548 megavoltiamperios.

En cuanto a las redes de distribución, se prevé el desarrollo de 41 proyectos que garantizarán el suministro eléctrico hasta el cliente final a través de cables y centros de transformación.

Uno de los pilares de la estrategia del próximo gobierno es que el Estado, a través de la CFE, sea responsable de generar al menos el 54% de la energía del país, dejando el restante 46% en manos de empresas privadas. Este balance busca mantener abiertas las oportunidades para el sector privado sin descuidar el papel fundamental de la CFE.

Además de la transmisión y distribución, el gobierno de Sheinbaum también pondrá énfasis en la transición hacia energías renovables. Se impulsarán proyectos de energía solar, eólica, hidráulica y geotérmica, así como la implementación de paneles solares y calentadores solares en viviendas y comercios para promover la generación distribuida.

En línea con la tendencia hacia tecnologías más limpias, el hidrógeno verde se perfila como un componente clave en la diversificación de la matriz energética del país. Este enfoque apunta a garantizar la sustentabilidad y amigabilidad con el medio ambiente en los futuros proyectos energéticos.