Desconocidos agredieron a un investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) en el municipio de Tlalmanalco, Estado de México, y lo mataron el pasado 20 de junio. Era Álvaro Arvizu Aguiñiga, coordinador del Centro para la Sustentabilidad Incalli Ixcahuicopa (Centli), un proyecto de investigación sobre agroecología y defensa del agua.

El Centro de Derechos Humanos Zeferino Ladrillero reportó que personas no identificadas atacaron al investigador el 13 de junio cuando irrumpieron en las instalaciones del Centli. También amenazaron y golpearon a su esposa, a una compañera de trabajo y a otro colaborador. Los amarraron de pies y manos y los abandonaron.

Trasladaron a Arvizu Aguiñiga a un hospital con graves lesiones, pero no sobrevivió. Su muerte se suma a la de Cuauhtémoc Márquez Fernández, otro investigador en agroecología, que asesinaron el 12 de junio en su casa, también en Tlalmanalco.

El Centro de Derechos Humanos Zeferino Ladrillero condenó los hechos del asesinato del investigador y exigió que las autoridades del Estado de México investiguen y sancionen a los responsables.

También pidió que garanticen la vida e integridad del personal del Centli y que reparen el daño a las familias de las víctimas, el Centro de Investigación Sierra Nevada de la UAM impulsó el Centli, un proyecto que busca promover la sustentabilidad ambiental y social en la región oriente del Estado de México.

Arvizu Aguiñiga tenía una licenciatura en Biología por la UAM y una maestría en Ciencias Ambientales por la Universidad Autónoma de Madrid.

Arvizu Aguiñiga era un reconocido defensor del agua y la agroecología en el Estado de México, donde participaba en diversos proyectos para mejorar las condiciones de vida de los campesinos y proteger los recursos naturales. Entre sus logros se destaca la creación del primer sistema comunitario de captación y aprovechamiento del agua pluvial en Tlalmanalco, que beneficia a más de 300 familias.

Diversas instituciones académicas y sociales reconocieron su labor, lamentaron su muerte y exigieron justicia. Sus colegas y amigos lo recordaron como un hombre comprometido, solidario y generoso, que dedicó su vida a la investigación y la defensa de los derechos humanos.

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