El Bosque de Nativitas se ha convertido en un cementerio clandestino de perros, generando inquietud y temor entre los vecinos que solían disfrutar del área en el sur de la Ciudad de México.

Más de veinte perros mutilados han sido hallados desde junio, evidenciando un patrón de crímenes que incluye abrir los costados del cuerpo, extirpar órganos y abandonarlos en el bosque.

Vecinos, consternados por la situación, han instado a la acción de las autoridades, mientras que activistas y rescatistas, preocupados por la falta de respuesta inicial de las autoridades locales, han solicitado una investigación seria y medidas de seguridad, incluyendo iluminación y cámaras de vigilancia.

Existe el temor de que el perpetrador, capaz de actuar de manera sanguinaria con animales, pueda representar una amenaza para la vida humana, generando la necesidad de medidas preventivas y una mayor atención de las autoridades.

La comunidad, afectada por la brutalidad de los asesinatos de perros, ahora teme por su propia seguridad y ha lanzado un llamado urgente a las autoridades para abordar este crimen, considerándolo un comportamiento psicópata que podría evolucionar hacia violencia contra las personas.

A pesar de obtener un perfil psicológico del agresor como un potencial asesino en serie, la falta de información pública de la Fiscalía General de Justicia capitalina ha generado mayor incertidumbre entre los residentes.

Mientras tanto, la Brigada de Vigilancia Animal y la Fiscalía de la Ciudad de México han implementado un operativo para prevenir actos de crueldad animal en la zona, en un esfuerzo por proteger a los animales y garantizar la seguridad de la comunidad.

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