Aprender a reflexionar
Se debe aprender a evaluar las acciones tanto externas e internas, a reflexionar el entorno en uno mismo y saber que tanto dejar que nos afecte un acontecimiento.
¿Te dejas arrastrar por los acontecimientos sin remedio, o ¿los enfrentas con un sentimiento de malestar? ¿Los noticieros, periódicos, comentarios, el tránsito, el clima, deciden su estado de ánimo?
Es momento de detenerse, de tomar la dirección de tu propia vida y de hoy en adelante decidir cada una de sus acciones.
Ante los conflictos, pregúntate qué resultados desearías obtener y entonces decide para lograrlos.
Ante la indecisión busca dentro de sí lo que más valoras y aprecias, y actúa de acuerdo con tus más profundas convicciones, con lo cual obtendrá coherencia existencial que te dará la seguridad de haber hecho lo adecuado.
Recuerde siempre que las decisiones implican renuncia y aunque sea doloroso busca siempre «un bien por un bien mayor».
Todos los días, al despertar, decide ser feliz, vivir con optimismo, con alegría y entusiasmo, decide la calidad de vida que desea tener. La felicidad es una decisión consciente que implica una férrea voluntad, que venza adversidades, los agresivos y los desagradables contratiempos, pero si tenemos la suficiente fe diariamente la alcanzaremos.
Y finalmente, tenga presente que lo que nos daña no son los acontecimientos, sino nuestra respuesta ante ellos, por lo que nuestra íntima decisión dispone hasta dónde nos deben afectar. Somos los únicos dueños y responsables de nuestra vida.