A la hora de presenciar el fracaso, se debe ser inflexible – aceptar todo menos la derrota- y ante el éxito, la humildad – nunca olvidar de donde venimos – .

enemos que entender que podemos fracasar una, mil, cien mil, un millón de veces, no importa, pero vamos a mantenernos inflexibles ante la derrota. Jamás darnos por vencidos, morir en la raya, tener el honor, la dignidad, la decisión, la fuerza de luchar por lo que queremos.

El éxito puede crear una miopía que puede destruir al triunfador, por lo que nunca debe dejarse la humidad de lado. Tanto esfuerzo que te ha llevado hasta donde estás, disciplina, probablemente noches sin dormir, claro que es válido reconocer tus logros, pero nunca con aire de superioridad.

A los líderes que se consideran invencibles, la soberbia de sus éxitos los puede llevar al fracaso.