En un mundo donde la productividad es lo más valorado y el tiempo parece escasear, un hombre rompió todos los esquemas con un negocio que suena absurdo, pero que resultó ser un éxito total. Se trata de Shoji Morimoto, un japonés que cobra hasta 1,500 pesos mexicanos por sesión por hacer absolutamente nada. Sí, nada. Y lo más sorprendente es que ha sido contratado más de cinco mil veces.

Shoji Morimoto, de 40 años, vive en Japón y se presenta como un profesional del “no hacer nada”. Su servicio, que ofrece desde hace siete años, consiste en acompañar a personas sin realizar ninguna actividad activa: no carga objetos, no conduce, no aconseja, no participa en conversaciones profundas, ni siquiera escucha quejas. Su papel es simplemente estar presente.

Este peculiar concepto fue tan bien recibido que incluso se convirtió en un fenómeno social. “Persona de alquiler que no hace nada”, como lo anuncia él mismo en sus redes sociales, se convirtió en una opción popular para personas que necesitan compañía sin ningún tipo de compromiso emocional o social.

Morimoto se renta por periodos de dos a tres horas, y suele cobrar el equivalente a 75 dólares (unos 1,500 pesos mexicanos). Eso sí, los costos de transporte, alimentos o bebidas corren por cuenta del cliente. ¿Y qué obtiene el contratante a cambio? Nada más y nada menos que la presencia discreta y neutral de una persona.

Este “acompañamiento pasivo” puede utilizarse para situaciones tan diversas como entrar a un restaurante solo, ser el número par en un grupo para un juego o hacer fila para ver los cerezos florecer. Morimoto asegura que, aunque su rol puede parecer insignificante, muchas personas se sienten profundamente agradecidas por su presencia silenciosa.

Lo más insólito es que nunca ha recibido una queja. Y no porque tenga una política de satisfacción garantizada, sino porque incluso escuchar quejas no está incluido en su servicio. “Solo doy respuestas simples”, explicó. Este enfoque lo ha protegido de muchas situaciones incómodas, aunque en sus memorias reconoce haber rechazado viajes al extranjero, propuestas indecorosas e invitaciones a conciertos.

“He rechazado muchas invitaciones a conciertos. No soy fan de la música y no conozco a la mayoría de los artistas que me mencionan”, confesó en su libro, donde narró con detalle algunas de sus experiencias más curiosas como “acompañante ausente”.

Shoji Morimoto estudió física y tiene una maestría en el análisis de terremotos. Fue justamente su enfoque científico y analítico el que lo llevó a concluir que a veces, las personas solo necesitan que alguien esté presente, sin juzgar, sin participar, solo estar.

En una época donde la soledad es cada vez más común y la presión por interactuar socialmente agota a muchos, su servicio ha sido una solución emocional para miles de personas.

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