El mundo del fisicoculturismo estuvo a punto de vivir una tragedia cuando Zak Wilkinson, un joven inglés, colapsó por el abuso de esteroides.

Gracias a la rápida intervención de su hermana, Wilkinson fue trasladado de emergencia al hospital, donde los médicos lo indujeron a un coma para salvar su vida.

El Precio del Abuso

Wilkinson, de 32 años, había estado inyectándose esteroides hasta tres veces al día en su búsqueda por un cuerpo más definido, invirtiendo aproximadamente 35 mil libras esterlinas.

Sin embargo, el abuso de estas sustancias le costó caro cuando sufrió convulsiones y vómitos, llevándolo al nosocomio Universitario James Cook.

Tras una semana en coma, Wilkinson despertó sin daños neurológicos a largo plazo, algo que los médicos calificaron como un “milagro”. Aunque deberá vivir con epilepsia y tratar un trastorno alimentario, Wilkinson está agradecido por estar vivo para su hijo.

Después del coma, Wilkinson reflexionó sobre su experiencia, destacando que creía ser el más fuerte y sano, aunque su salud interna contaba otra historia.

Su caso es un recordatorio de los peligros del uso indebido de esteroides, impactando a muchos jóvenes hoy en día.

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