El alcalde de Río de Janeiro, Eduardo Paes, ha emitido un decreto que establece nuevas regulaciones para las actividades comerciales en las playas de la ciudad, con el objetivo de preservar el orden urbano, la seguridad pública y el medio ambiente.

En tal sentido a partir del 1 de junio, se prohibirá la venta de alimentos y bebidas, el alquiler de sillas y la música en vivo en quioscos sin permisos oficiales. Estas medidas han generado opiniones divididas entre los residentes y comerciantes locales.

Reacciones y consecuencias

Mientras que algunos apoyan la iniciativa por percibir la actividad actual como caótica, otros temen que afecte la cultura local y los medios de vida de los vendedores y músicos.

Algunos están buscando formas de detener la implementación del decreto o al menos modificarlo para permitir la música en vivo sin necesitad de contar con un permiso. Pero hasta ahora, han tenido poco éxito.

El Instituto Brasileño de Ciudadanía, una organización sin fines de lucro que defiende los derechos sociales y del consumidor, presentó una demanda la semana pasada solicitando la suspensión de los artículos que restringen la música en vivo, alegando que la medida compromete el libre ejercicio de la actividad económica.

Un juez dictaminó que el grupo no es una parte legítima para presentar una queja, y la organización sin fines de lucro está apelando la decisión.

La actividad económica en las playas, excluyendo quioscos formales, genera significativos ingresos anuales. La implementación de estas regulaciones podría impactar a vendedores que dependen de esta fuente de ingresos.

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