Lo que comenzó como una típica celebración de cumpleaños terminó por convertirse en una escena viral de indignación y molestia en redes sociales. Un video captado durante una fiesta familiar causó un aluvión de críticas tras mostrar el momento exacto en que un hombre empujó violentamente a su abuelita contra el pastel, en pleno festejo del tradicional “mordida”.

En el clip, que rápidamente superó las miles de reproducciones en distintas plataformas, se observó a la adulta mayor sentada frente al pastel, rodeada de familiares que le cantan con alegría “Las Mañanitas”. La atmósfera parecía ser de cariño y celebración… hasta que se arruinó por completo.

Cuando llega el esperado momento de la “mordida”, costumbre popular en muchos países de Latinoamérica donde el festejado da un pequeño mordisco al pastel antes de que alguien lo empuje con suavidad, un hombre que según los comentarios sería nieto de la señora la toma por sorpresa y la empujó con tal fuerza que su rostro termina completamente incrustado en el pastel.

Pero lo que realmente encendió las alarmas fue la reacción posterior: nadie en la familia pareció sorprenderse o molestarse. En cambio, varios se rieron, incluyendo el agresor. La abuelita, visiblemente incómoda, se incorporó en silencio, con la cara y el cabello cubiertos de merengue y sin que nadie se acercara a consolarla o ayudarla.

La escena fue acompañada en redes por el texto: “¿Qué harías tú si alguien le hace eso a tu mamá o a tu abuelita?”, una pregunta que desató una oleada de comentarios de enojo e impotencia.

La polémica creció cuando psicólogos y activistas de respeto a las personas mayores opinaron al respecto, señalando que este tipo de actos refuerzan la deshumanización de los adultos mayores, tratándolos como objetos de burla en lugar de miembros dignos de amor y respeto dentro de la familia.

Aunque la tradición de la “mordida” es vista por muchos como algo divertido, lo ocurrido en este video abrió un debate necesario: ¿hasta dónde se puede justificar una broma si involucra a personas vulnerables como los ancianos?

Para muchos, este caso es claro ejemplo de lo que no debe hacerse bajo ningún contexto, y deja en evidencia que aún existen conductas normalizadas que, lejos de ser graciosas, rayan en la humillación.

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