En pleno 2025, el morbo por conseguir "likes" en redes sociales cruzó todos los límites. Un grupo de jóvenes de Xul-Há, Quintana Roo, está en

La grabación, que fue publicada a través de una historia en Instagram por el usuario rub_pena27, mostró el nivel de crueldad y deshumanización con el que algunos “creadores de contenido” están dispuestos a actuar con tal de ganar notoriedad.

En el perturbador video, se observó a un grupo de jóvenes riendo mientras un pequeño perro, de apenas unos meses de edad, permanece amarrado a un dron que sobrevuela una vivienda. A pesar de su evidente miedo, el animal permanece suspendido en el aire durante más de 10 segundos, girando y moviéndose de manera errática debido al impulso del aparato.

Al fondo se escuchan risas y gritos de burla. Finalmente, el dron descendió lentamente y los sujetos atraparon al perrito como si se tratara de un objeto cualquiera.

Las imágenes fueron tan impactantes que rápidamente se viralizaron, provocando una avalancha de denuncias ciudadanas y comentarios de indignación.

Ante el repudio masivo, la Procuraduría de Protección al Ambiente de Quintana Roo (PPA) informó que ya inició la búsqueda del responsable, quien podría enfrentar consecuencias legales.

El maltrato animal es un delito tipificado en el Código Penal del Estado, y según la Ley de Protección y Bienestar Animal de Quintana Roo, actos que generen sufrimiento, estrés o condiciones de riesgo para las mascotas pueden acarrear:

• De uno a cinco años de prisión,
• Multas de 50 a 100 días de salario mínimo,
• E incluso penas más severas si el acto provoca la muerte del animal.

Además, mantener animales en condiciones inadecuadas o que causen sufrimiento físico o psicológico, como el aislamiento, inmovilización o situaciones de miedo extremo, se considera una forma clara de crueldad.

Aunque las autoridades no han emitido una declaración oficial sobre el estado del animal, en el video se observa que, al menos en apariencia, el perrito logra regresar al suelo sin lesiones visibles. No obstante, expertos en bienestar animal señalaron que la experiencia pudo haberle causado un alto nivel de estrés traumático, y que su salud física y emocional debe ser evaluada con urgencia.

Organizaciones de protección animal en el estado han exigido que el perrito sea rescatado y trasladado a un refugio, donde pueda recibir atención médica y rehabilitación.

Este caso no es el primero en el que se utiliza la tecnología y las redes sociales para llevar a cabo actos de abuso con fines de “entretenimiento”. La viralización del sufrimiento ajeno humano o animal se ha convertido en una peligrosa tendencia que muchas veces queda impune.

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