La astucia animal vuelve a sorprendernos con un video que ya arrasa en redes sociales: un par de pájaros domésticos improvisaron una ingeniosa estratagema para ganarse la compasión (y la comida) de los humanos. Lejos de limitarse a revolotear en busca de migajas, estas aves decidieron “actuar” como si estuvieran heridas, y les funcionó a la perfección.

Todo comenzó cuando el dueño de una vivienda notó la presencia de un ave real, lastimada de una ala, posada frente a su puerta corrediza. Conmovido, le ofreció alimento dejándolo con el pico abierto para facilitarle la ingesta. Hasta aquí, una hermosa muestra de solidaridad. Sin embargo, lo inesperado ocurrió instantes después: dos congéneres sanos se acercaron y, cual actores consumados, se tendieron en el suelo con la cabeza apoyada y el pico entreabierto, imitando al ave lesionada. El resultado fue tan convincente que el dueño, con el ánimo de “ayudar a los tres”, les dio bolitas de alimento creyendo en su estado de fragilidad.

Los biólogos conductuales señalaron que esta conducta, conocida como “aprendizaje social por imitación”, no es exclusiva de mamíferos superiores. Existen estudios que demuestran que varias especies de aves, especialmente córvidos y ciertos paseriformes, aprenden observando la conducta de sus congéneres y adaptan esos comportamientos a su propio beneficio.

En este caso, los pájaros habrían visto al compañero herido recibiendo alimento sin esfuerzo, aprendiendo la correlación causa-efecto y replicándola exitosamente. “Es un claro ejemplo de cómo la cultura animal puede transmitirse en pequeños grupos, creando verdaderas ‘tradiciones’ de conducta que no dependen del instinto innato”, explicó la doctora Ana López, etóloga de la Universidad de Valencia.

El dueño del hogar, enternecido y divertido, no tardó en “recompensar” a las aves impostoras con más alimento, alentándolas a “recuperarse pronto”. Aunque al día siguiente todos los pájaros abandonaron la escena, la lección quedó clara: la solidaridad no tiene por qué limitarse a los humanos, y la astucia animal merece tanto asombro como respeto.

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