Por: Ernesto Escobosa

Para beneficio y salud mental de la ciudadanía ya está por concluir este periodo de campañas atípico, no solo en cuanto la cuota de violencia cada vez más explícita en contra de decenas de candidatos en varias partes del país, sino también caracterizado por las escasas propuestas y las cuantiosas evidencias del precario perfil de una gran parte de los contendientes.

Una buena parte del estancamiento de México está directamente relacionada a la deficiente preparación y a la falta de responsabilidad social de los políticos, no solo a la corrupción y a la impunidad que han sido los factores más señalados y notorios en los últimos años dentro de un contexto en el que el sistema de partidos cada vez se debilita más y es menos eficiente para impulsar los procesos democráticos.

La polarización ha sido una característica elemental del debate público en la actualidad, la falta de acuerdos y el nulo interés, incluso, para construir un diálogo nacional que permita avanzar aunque sea en algunos de los grandes problemas acumulados es una circunstancia que difícilmente cambiará después de la jornada electoral. Es un mal mensaje que ambas coaliciones se estén señalando la una a la otra de estar realizando prácticas fraudulentas para obtener triunfos ilegítimos, aunque haya evidencias de que candidatos de las dos han intentado coaccionar el voto ciudadano por medios que la Ley explícitamente prohíbe.

Los partidos de nueva creación con el registro condicionado difícilmente podrán conservarlo, debido a que en ninguna de las encuestas que se han publicado han logrado obtener más del uno por ciento, esto nos expone que el grueso del electorado está dispuesto a emitir un voto útil tendiente a fortalecer u obstaculizar el proyecto político del Presidente de la República.

Si la coalición Va por México no logra obtener aunque sea la mayoría relativa de la Cámara de Diputados, los partidos que la integran, PAN, PRI y PRD, seguirán en la marginalidad y excluidos de la toma de decisiones, circunstancia que los irá debilitando cada vez más y alejándolos de la posibilidad de recuperar el poder presidencial en el corto plazo, aunque sí parece que pudieran ganar, al menos, cinco de las quince gubernaturas que se están disputando.

Son muy pocos los candidatos que han logrado conectar con el electorado, una buena parte se han conducido como embaucadores que hacen ofertas que ni siquiera son facultades de los cargos por los que están contendiendo, otros lo mejor que han ofrecido son bailes y cantos que le dicen mucho a la ciudadanía de lo que se puede esperar de ellos en caso de que ganen.

Nunca como ahora se había experimentado un proceso electoral de tan baja calidad, circunstancia que deja en evidencia que los partidos políticos en lo que menos están invirtiendo, es en la formación ideológica de cuadros que les permitan ser competitivos, vaya, es evidente que las plataformas que registraron ante los órganos electorales ni siquiera son conocidas por sus propios candidatos.

De nueva cuenta los electores tendrán que votar por las opciones menos deficientes o peligrosas para la misma ciudadanía, es obvio que a la democracia mexicana aún le falta mucho para consolidarse y modernizarse para poder estar a la altura de las necesidades de un país con una problemática tan diversa y compleja como lo es México.

Twitter: @ernestoescobosa