AMBIENTE POLÍTICO… Del hartazgo a la indiferencia
Por: Eduardo Serrano
En 2016, el creciente sentimiento “antipriista» acabó con la hegemonía de un partido que gobernó por décadas a Durango, manteniendo el control del poder entre luces y sombras. Ese golpe al tricolor lo dejó aturdido, pero le permitió mantener por lo menos 24 de las 39 presidencias municipales, y aunque se mermó sustancialmente su presencia en el Congreso del Estado, el añejo partido se mantuvo de pie. En 2018 la atención de la ciudadanía se centró increíblemente en las elecciones, motivando la aparición de un nuevo fenómeno en las urnas: El hartazgo social, principal elemento que inclinó la balanza en favor de un candidato, quien supo capitalizar esa situación para traducirla en votos. Frente a un desencanto generalizado, ahora, por lo menos en Durango, el Ambiente Político se enfrenta de nuevo a un fenómeno que de alguna manera se ha manifestado en otros comicios: La indiferencia.
Difícilmente lograremos rebasar un porcentaje aceptable en las urnas, cuando la gente ni siquiera sabe que la jornada electoral se efectuará el próximo domingo 2 de junio. A una buena parte de la población, simplemente no le interesa lo que pase en la política de nuestra ciudad, desconoce el nombre de los candidatos y desde luego, ignora sus propuestas. La indiferencia limita el desarrollo; obstruye la consolidación de procesos de alto impacto; en términos reales, es verdaderamente dañina y para colmo de males, las y los candidatos tendrán sólo hoy y mañana para tratar de deshacerse de ese lastre, pues el miércoles 29 de mayo deberán acabar con toda la actividad proselitista. Sin embargo, habrá que preguntarse si estas campañas en particular han entusiasmado a los electores, han despertado su deseo por involucrarse en las decisiones que contribuirán en la construcción de una mejor ciudad.
Mientras Jorge Salum anima a los duranguenses a avanzar juntos, José Ramón Enríquez los conmina a defender el cambio. Arturo Yáñez ha prometido resultados ya, en tanto Otniel García insiste en que llegó la hora de hacer historia. La ciudadana de a de veras, Vero Fragoso, trata de avanzar en posicionamiento, tal como lo hace Antonio Rodríguez, quien señala que es la gente la que decide el cambio. Joaquín Gardeazábal ofrece un Durango independiente, sin partidos, y Gonzalo se proclama la esperanza de Durango. Al margen que todos ellos logren cautivar a una buena parte del electorado, o por lo menos a quienes les manifiestan mayor afinidad, el objetivo del IEPC se centrará en despertar la responsabilidad ciudadana mediante una trascendente participación, logrando burlar las barreras de la indiferencia, soólo que los propios partidos se la ponen medio difícil.
Ya no hay más tiempo, la oportunidad para sofocar a la indiferencia se esfuma, en medio de la confusión de un ambiente de desencanto que produce enormes niveles de abstencionismo. Al indiferente, ya nada le asombra, tal vez porque perdió la “fe”, dejó de creer en sus políticos y en sus autoridades. Como es un fenómeno de grandes alcances, tendrán su efecto de las mismas dimensiones en urnas, las cuales muy probablemente lucirán con escasas boletas, algo lamentable para nuestra democracia. Haga algo responsable el 2 de junio, vaya a votar, por quien usted guste y mande, pero vote, puede estar a favor de algunos y en contra de otros, pero no indiferente con Durango, nuestra ciudad, nuestro estado y nuestro país, no se lo merecen.