Por: Eduardo Serrano

Vemos como la pandemia va sumando casos de contagios confirmados, así como sospechosos, mientras unos se descartan para ubicarse en la categoría de negativos. Lamentablemente, también somos testigos del número de fallecimientos en todo el mundo, que de igual forma se van incrementando. Vemos como se empieza a generar la tensión, la gran preocupación y el estrés en algunos sectores que forman parte ya de los damnificados de coronavirus. Hemos hablado en el Ambiente Político del drama al que se enfrentan las personas que viven el día a día, y de la ayuda que comienza a desplegar el Gobierno de estado y el municipal, a través de apoyos alimentarios y sanitarios, sin embargo, es momento de detenernos a observar a los empresarios, a esas personas que tiempo atrás invirtieron sus sueños en restaurantes, refaccionarías o quizás lo hicieron en un negocio de Pinturas o una farmacia, en fin, en todos ellos, que han sido fuente de empleos de cientos de familias en Durango, y que ahora, acatando las normas sanitarias, han cerrado no solo las puertas de sus instalaciones, sino también el ingreso a sus cuentas.

Estamos ante un escenario en el que es preciso detener el ritmo acelerado de la propagación del COVID-19, por lo que es de suma importancia quedarse casa. Para ello, el Consejo de Salubridad General, declaró la Emergencia Sanitaria por Causa de Fuerza Mayor. Los funcionarios federales Hugo López-Gatell Subsecretario de Salud y Luisa María Alcalde, Secretaria del Trabajo, fueron los elegidos para enviar un mensaje tranquilizador a la clase trabajadora, la cual, en medio de la incertidumbre por el inminente cierre temporal de las empresas a las que prestan sus servicios, teme que sus ingresos seas insuficientes o peor aún, inexistente; por eso, era muy necesario que Luisa María pusiera especial énfasis en lo marca la Ley Federal del Trabajo en estos casos de emergencia sanitaria, donde no hay motivo para separar a los empleados de sus cargos, ni para dejarles de pagar, y tampoco, para pagarles únicamente el salario mínimo. Tiene razón, solo que, en este ambiente de “absoluta solidaridad” entre los mexicanos, el Gobierno Federal olvidó solidarizarse también con los empresarios.

No hay duda que habrá personajes que puedan soportar los 30 días -o más- de aislamiento, y paguen a sus trabajadores el salario íntegro, pero, ¿Qué pasará con la inmensa mayoría de propietarios de micro y pequeñas empresas, que del producto de sus ventas y servicios obtienen el recurso para pagar los sueldos a sus empleados? Es simple, al no haber ventas o servicios, no habrá ingresos, por lo tanto, solo habrá serios problemas.

Para el SAT la sana distancia no es impedimento para que el contribuyente cumpla con el pago de sus impuestos, es mejor estrangular al empresariado y alzarse como el “salvador” de los vulnerables y desprotegidos que son víctima de la “avaricia” del generador de empleo. Quienes puedan hacerlo, deberán sostener la actividad económica en el país, quienes no puedan, en justicia, deberán se apoyados por el Gobierno Federal, de lo contrario los más de 53 millones de pobres les darán la bienvenida a otros tantos millones más después de la contingencia, y entre ellos, se habrá un porcentaje de los que un día fueron micro empresarios.

Sin embargo, aquella persona que un día soñó con emprender, sabía que en el kit para “emergencias sanitarias”, se le dotaría de una cantidad adecuada de “esperanza”. Mantenerse de pie, puede ser muy fácil en tiempos de abundancia, pero es toda una osadía en momentos de crisis, de hecho, no faltará quien trasforme esta situación en una verdadera oportunidad. Es importante que la solidaridad también llegue al empresario; ellos serán la mezcla que mantenga unidos los ladrillos de la obra de reconstrucción una vez que acabe la contingencia y sean cuantificables los daños. Mientras podamos, consumamos sus productos; hagamos uso de sus servicios de reparto a domicilio, que la sana distancia y el aislamiento, no nos haga ajenos a su problemática. Se trata de mantener a sus empresas de pie, y con ellas a sus empleados. Desconocemos los alcances y dimensiones de esta crisis, pero en base a la esperanza de los empresarios, que sus efectos sean inversamente proporcionales a nuestra solidaridad.

Twitter: @LaloSerranoZ