Por: Eduardo Serrano 

Estar al frente de la Junta de Gobierno y Coordinación Política del Congreso del Estado (Jucopo), no solo es para gozar de los reflectores mediáticos, sino para encauzar un buen trabajo legislativo y trazar una ruta estratégica en el Ambiente Político. En su momento, Sandra Amaya supo posicionarse como una fuerte crítica de acciones y personajes del Gobierno Estatal y de la Presidencia Municipal de Durango capital, lo que le ha permitido ser considerada como uno de los activos femeninos más importantes de Morena, con miras al 2022, donde buscará la candidatura a la alcaldía por su partido, o por la eventual coalición con los partidos alineados a la Cuarta Transformación (4T), si la definición del género se lo permite. Sin embargo, no se debe descartar a nadie, pues ha quedado claro que aquellos “Lázaros” que quedaron enterrados -políticamente hablando-, más bien parece que están observando desde un alambre, dispuestos a escuchar el “levántate y anda”, si es que “ya sabes quién” los necesita.

Pablo César Aguilar podría moverse para conseguir lo propio en Gómez Palacio. En efecto, el grupo al que pertenece el diputado lagunero -quien también estuvo al frente de la Jucopo-, en estos momentos se ha visto relegado, pero su futuro inmediato dependerá de los resultados que entregue Omar Castañeda, pupilo de la alcaldesa Marina Vitela. El hecho de que en estas elecciones vayan de “brazos caídos”, no debe ser subestimado, ya que, una vez que pase el proceso, por indicaciones de los “altos mandos”, podrían solicitarle a Pablo César Aguilar que se “levante y ande” en el territorio gomezpalatino, donde el priismo se está reagrupando. De llegar a vencer a Morena y sus aliados en las urnas, podría significar una pesada losa en la sepultura de las aspiraciones de Marina Vitela, motivo por el cual, la lideresa cuatroteísta no debe confiarse de los “fariseos” que ahorita andan muy cerca de su administración.

En el PRI también hay muchos “resucitados”. No han sido pocos a los que dieron por “muerto” en la política tricolor, y ahora han demostrado que siguen más vigentes que nunca. Adán Soria y Manuel “Meño” Herrera, pueden contarse entre ellos, pero el caso más emblemático -quizás-, es el propio Esteban Villegas Villarreal, quien después de la derrota de 2016, supo reinventarse para llegar a ocupar una curul local, coordinar su grupo parlamentario, y también cubrir un periodo importante al frente de la Jucopo, capitalizando ampliamente el rol que jugó al presidir el poder legislativo. Inclusive, aún después de dejar el cargo en la Jucopo, Esteban Villegas ha sabido colocarse en la mesa de negociaciones, mientras mantiene una relación muy importante con Alejandro Moreno Cárdenas, líder del Comité Nacional del PRI. Por eso, quién piense que Esteban, al no participar en esta contienda electoral, ha quedado fuera del 2022, mejor prepárese para ver cómo se remueve la piedra de ese “sepulcro” político.

Para muchos fue impensable que, después de haberle colocado una “piedrota” en la sepultura electoral a Iván Gurrola Vega al negarle la participación en las boletas, el diputado local asume el cargo al frente de la Jucopo, con una agenda legislativa que en pocos días ha marcado grandes avances en materia económica, educativa, de Juventud y de democracia participativa, con la reciente aprobación de la ley de Revocación de Mandato.

Iván Gurrola atendió el llamado, se levantó y ahora camina a paso firme rumbo a la candidatura para la alcaldía de la capital; si en la definición del género le favorece, no tendría oponente interno en Morena, pues el otro “Lázaro”, Otniel García Navarro, delegado con funciones de presidente estatal, ha sabido hacer equipo para remover la piedra que los tuvo durante un buen tiempo en el “limbo”, dejando un mensaje aleccionador a los políticos, de que deben evitar echarse tantos enemigos a cuestas, porque, siempre habrá, “Lázaros” en el alambre.

Twitter: @LaloSerranoZ